La plaza de toros de El Bibio celebró ayer su particular y peculiar homenaje a la Virgen de Begoña con una misa en el centro del ruedo para rendir homenaje a la patrona de Gijón quien "ha ascendido a los cielos y nos ha dado alegría y esperanza", como describió el padre Villanueva al inicio de la celebración.

El altar, perfectamente vestido con telas impolutas, se instaló ante la puerta de toriles con la virgen de Begoña sobre él. Engalanado con flores, incluso el tradicional ramo que le entrega a la Virgen la peña taurina "El Soro" con Adrián Guisasola a la cabeza.

Ante él varios bancos donde tomaron asiento algunos valientes que, bajo paraguas, aguantaron el sol que pegaba fuerte contra el ruedo. A 26 grados se desarrolló la homilía en la que, por supuesto, no faltó un recuerdo a "la memoria entrañable y cristiana de nuestros amigos taurinos que ya no están". En esta ocasión resultó más especial que nunca al recordarse al joven torero fallecido hace unas semanas. "Murió en la plaza de Teruel por una cornada en el pecho el torero Víctor Barrio, un aplauso para él", solicitó el sacerdote. No fue el único pues cada quien recordó a sus seres queridos.

"A cielo abierto", como apuntó el padre Villanueva, niños y mayores, en su mayoría, se dieron cita a partir de la una del mediodía, tras el sorteo y enchiqueramiento de los toros, en que se procedió al acto religioso. Contaron con la compañía, como en ediciones anteriores, del coro rociero del Principado de Asturias que amenizó la misa con sus canciones. Temas religiosos como el "Aleluya" o el "Yo confieso" con melodía rociera acompañado, además de las voces, por una guitarra y una caja.

Al acto acudieron, entre otros, el empresario de El Bibio, Carlos Zúñiga; el presidente de los festejos taurinos, Ismael Fernández; el presidente de la Peña Taurina Astur, Dionisio Montero, y sus homólogo en la de "El Soro" y Peña Gijona, Adrián Guisasola y Gonzalo Díez, respectivamente; la última guardesa de El Bibio, Loli Menéndez y los médicos de la plaza durante la feria, Roberto Veiga y el traumatólogo Ignacio Domínguez Gil.