Gozón bulló de alegría en la última jornada de las fiestas de San Martín de Podes, Le Ren y El Ferrero. Una despedida de pasada por la parrilla, en la que los rezos fueron precedidos por juegos tradicionales y las clásicas verbenas, que compusieron el adiós musical a unas citas ineludibles en el calendario veraniego de la comarca.

La localidad próxima al faro de Peñas vibró con sus fiestas de Nuestra Señora de la O, que se despidió entre oraciones, goles y juegos. La misa abrió la jornada festiva, que siguió por la tarde con un partido de fútbol entre el Rapidín de Peñes y el Arrancatapines de Manzaneda. Tras el balón llegaron los hinchables para los más pequeños, que también disfrutaron de los juegos tradicionales "6 conceyos".

Los fogones hicieron acto de presencia con la costillada para recuperar fuerzas cara a la despedida musical a cargo del "Dúo Marfil", que cerró junto a los fuegos artificiales unas fiestas en El Ferrero cargadas de actividades. "Las celebraciones han tenido muy buena acogida. Salvo alguna tarde que la niebla hizo acto de presencia, en general ha estado perfecto", resumió Flor Polo, de la Asociación de Vecinos El Ferrero.

La Ren clausuró sus fiestas llenando estómagos y moviendo caderas. "Los ingredientes son simples: 60 kilos de sardina y 20 de atún. El aderezo lo pone el pueblo con el buen ambiente y la respuesta a las fiestas. Es el quinto año que llevo aquí. Me encargo de todo, desde labores de electricista hasta parrillero", explicó Rafael Artime, vecino de la zona. La clásica sardinada y bonitada abrió boca antes del plato musical, servido por el grupo Aroma, que cerró la jornada festiva.

Entre oraciones inició el día final de sus fiestas de San Roque San Martín de Podes, con la clásica misa, seguida por la concurrida paellada de confraternización que tuvo lugar en el campo de Builla. La música puso la guinda a la jornada, con una actuación a las 17.00 horas que puso punto y final a las celebraciones de esta parroquia gozoniega.

El concejo de Gozón despidió varias de sus fiestas con un intenso programa para todos los públicos que combinó tanto actividades lúdicas como gastronómicas, sin olvidar el carácter religioso que imprimen las misas. Un crisol de eventos para poner el broche de oro más brillante a unos festejos que saciaron tanto las ganas de divertirse como los ávidos estómagos fiesteros.