Al filo del mediodía, San Pedrín asomaba la cabeza por la puerta de su capilla, en Sariego. Junto a él, cuatro mozos, con brillo en los ojos y una amplia sonrisa, ansiaban empezar la marcha. En la Cueva de Narzana comenzaría en cuestión de minutos una misa en honor al santo, que es pronunciada hasta el "Amén" en bable. "No puedo estar más orgulloso", aseguraba uno de los costaleros, Esteban Ornia. El joven compartía su emoción con tres chavales: Cristian Parajón, Pablo Albuerne y David Marco, todos hombres por la tradición de alternar cada año sexos durante el recorrido. "Ésta es una fiesta preciosa", apuntaba Ornia, con la mirada puesta en las agujas del reloj. Los nervios empezaban a multiplicarse.

A las doce en punto, la pequeña cabeza de San Pedrín asomaba nuevamente por una puerta, esta vez por la de la Cueva. El sofocante sol daba paso a un agradable fresco. Allí, entre una marea de fieles, empezaba la tradicional misa de las fiestas de Sariego, que tiene como peculiaridad que se realiza íntegramente en asturiano. Tanto el propio oficio, como los cánticos que lo acompañan, interpretados por el Coro Santiaguín.

El otro gran aliciente es el propio lugar donde se realiza: una cueva natural perfectamente acondicionada para la ocasión, como remarcó el ovetense Alberto Caso: "Es la primera vez que vengo y la verdad que es una tradición muy bonita, enmarcada además en un entorno incomparable". Algo que corroboran los más veteranos de la fiesta, como la canguesa María Jesús Chaso. "Es una celebración que me encanta, así que seguiré asistiendo mientras pueda. La cueva, el paisaje, la gente... Es todo espectacular", dijo.

La misa es el acto central de las fiestas de San Pedrín de la Cueva, pero no el único. Son cuatro días de actividades. "El sábado hay una verbena, el domingo llega el plato fuerte con la misa en bable en la cueva. El lunes (por hoy) se celebra el motrocross, que cumple este año su 43ª edición y el martes es el día del socio. Hacemos una comida para la que hay apuntadas ya casi un millar de personas. Además sacamos las carrozas, rodeado todo de un ambiente festivo y de comunidad", cuenta Marcos García, presidente de la Sociedad de Festejos. García remarca lo especial que es esta fiesta para la gente del lugar : "Yo llevo viniendo toda la vida, es una tradición ancestral. Es algo muy bonito, lo sientes desde pequeño y lo llevas dentro". "La fiesta estuvo un tiempo de capa caída y hace más de treinta años llegó gente que le dio un nuevo impulso para reflotarlo hasta conseguir esta celebración", comenta por su parte Esteban Ornia.

La mañana se completó con una sesión vermú que congregó a numerosas personas, gracias al buen tiempo y a la celebración de una concentración de motos antiguas. Para hoy queda el tradicional motocross, que cada año gana más adeptos, para cerrar mañana con la comida de confraternización.