"Hay más tráfico de canoas en el Sella que coches en la carretera M-30". Lo dice el madrileño Alejandro Cuervo, una de las cuatro mil personas que ayer hizo el descenso del río entre Arriondas y Ribadesella. El paisaje, el ambiente y los chiringuitos que descansan en las orillas del cauce son, según este joven que veranea en Piloña, los elementos decisivos para que el que prueba la experiencia repita.

Los empresarios confirman el repunte en la afluencia de visitantes, que el pasado jueves llegó a concentrar en el Sella a más de cinco mil palistas. Es el caso de Alberto García, de Jaire Aventura, que atribuye el despegue a la meteorología favorable y a la mejora de la situación económica a nivel nacional. "Las expectativas son buenas, los hoteles estarán llenos las próximas semanas, por lo que todo indica que se alargará un poco la temporada", apunta.

Viajes de fin de carrera, excursiones familiares o escapadas románticas. Cualquier excusa es buena para darse un remojón en el río que da origen a la fiesta de las Piraguas. El descenso del Sella sirve hasta para poner fin a la soltería. Y si no que se lo pregunten al cántabro Bernard Caviedes, que bajó en canoa ataviado con falda de flecos y collar de flores para celebrar su próximo paso por la vicaría. "Allí tenemos el Deva, pero preferimos éste porque el ambiente que dan los chiringuitos es único", dijo. El futuro marido abogó por echar al río un tope diario de canoas para evitar embotellamientos.

Y es que encontrar sitio para "aparcar" la embarcación en lugares como el puente de Toraño era ayer a media mañana tarea complicada. Allí se concentran dos de los chiringuitos en los que usuarios como la leonesa Lucía Castañón y sus amigos no dudaron en hacer una parada para tomar un culete de sidra. "Así descansamos y reponemos fuerzas para el recorrido", aseguró la joven de 18 años, que lleva siete veranos consecutivos haciendo el descenso del Sella en canoa en verano. "El Club Deportivo Casa Galicia, del que formo parte, organizó la actividad y nos gustó tanto el ambiente que es imposible no repetir", explicó la joven, que constató que cada año la afluencia de "selleros" aumenta. "Hay tantas personas que a veces es imposible no chocarte con otra canoa o mojar a alguien un poco con el remo, pero la gente se lo toma a bien", afirmó.

La mezcla de deporte y diversión es el principal atractivo para el cántabro Jonatan Escudero, que ayer bajó el río por tercera vez con una compañía muy especial: la de su perra "Xena". "Siempre había venido en julio y esto estaba más tranquilo. Aun así nos lo pasamos en grande", señaló. "Yo creo que la gente cada vez se anima más porque la competición deportiva del Descenso Internacional del Sella (que se celebra el primer fin de semana de agosto) ofrece una gran publicidad sobre las bondades de este río y es un gran escaparate", reflexionó.

Las del Sella son paladas rentables. En el último año han abierto en la zona tres empresas de turismo activo, que se suman a la veintena ya existente. Uno de los pioneros en el negocio fue Calo Soto, de la Escuela Asturiana de Piragüismo, que constata un importante crecimiento de clientes en lo que va de verano y aboga por un modelo sostenible y respetuoso con el medio ambiente.