Buscan al decimoséptimo mejor escanciador de Asturias y ayer en Lastres siguieron la pista de los veintidós aspirantes que se presentaron al concurso local de escanciadores, que puntuó para el XXIII Campeonato Oficial. Con la sidra fresca y las muñecas a punto, un fallo en el equipo de sonido retrasó el inicio del concurso más de una hora, una demora que agitó la expectación y la impaciencia.

El paseo de la iglesia de Lastres -escenario por primera vez de uno de estos certámenes-- se llenó a media tarde para presenciar un duelo en el que brilló el actual campeón de Asturias, Jorge Vargas, quien sirvió de modelo para la explicación previa al inicio del concurso y logró la máxima puntuación. El coordinador del campeonato, Enrique Tuya, desgranó con Vargas como modelo el "decálogo del escanciador" ante un público atento a los secretos para echar la sidra. Postura recta, vaso con inclinación de treinta grados, el corcho en una de las manos, vaso sujeto por dos dedos y completamente inmóvil y agarrar la botella por la mitad inferior, colocando el meñique en el culo para evitar que resbale. Un chorro recto, que parta al escanciador por la mitad y que vaya a parar al borde del vaso completan, a grandes rasgos, el "abecé" de quien se dedica a repartir culinos.

Por detrás de Vargas quedó el sierense Jonathan Trabanco, quien a sus treinta años lleva desde los quince concursando. "Aprendí a echar sidra desde guaje, me gustó y voy a todos", explicó quien lleva diez años quedando entre los diez primeros y la mitad por encima del quinto. Le siguió Jayson Franco en la categoría general, mientras que Noelina Alonso quedó primera en la categoría local y Álvaro Fabián en segundo puesto. Estas puntuaciones se suman a las que cada escanciador ha ido cosechando en los siete concursos previos y a la que hará en los que quedan por delante. Al finalizar, quien más puntos sume se proclamará campeón oficial de Asturias, un título que en los 23 años que la Asociación de Escanciadores de Asturias lleva organizando el concurso han alcanzado dieciséis personas.

En Lastres no hubo discusión en la categoría juvenil, pues Alexandra Castellanos, de nueve años y vecina de Lugones, fue la única participante. El de Lastres fue el sexto concurso al que se presenta, después de ganar en Tapia de Casariego (frente a otros tres escanciadores de su categoría) y quedar tercera junto a competidores de Lugones de todas las edades. En total lleva cuatro trofeos, un palmarés que debe en parte a lo que le ha enseñado su padre, Abraham Castellanos. "Las claves son estirar bien los brazos, no mover el vaso y que el chorro vaya bien recto. Y estar tranquilo. Alexandra es una niña, pero es muy tranquila", describió el hostelero, quien lleva desde 2005 participando en este tipo de concursos y este año va en sexto puesto.

Un factor muy importante es que la pequeña acude voluntaria y su padre quiere "que sea un juego para ella". Y se le nota la afición, pues explica de memoria las reglas. "Hay que echar la botella en setenta segundos, en seis culinos de cien centímetros cúbicos cada uno", enumera Castellanos mientras su padre añade que hay que hacerlo "con el estilo del decálogo" del escanciador. La asociación, que promueve estos concursos y el Campeonato Oficial con ayuda de Caja Rural de Asturias y el Consejo Regulador de la Sidra DOP (Denominación de Origen Protegida), recogió estos criterios para diseñar "un perfil más profesional del escanciador" y situarlo al nivel de un sumiller. En la sidra se mueve un nuevo ambiente con nuevos cursos y conocimientos y los concursos, explican, forman parte de este "movimiento", pues son estímulo para participantes y amantes de la sidra.