Ya lo dijo Isaac Turienzo cuando subió al quiosco de música del Ferrera: "El jazz se hizo para que sonase en parques". Y así fue ayer en Avilés. El Ferrera, principal jardín de la ciudad, se convirtió en un escenario sin igual para disfrutar de un concierto en el que el músico gijonés -aunque avilesino "de toda la vida"- celebró sus 30 años subido en los escenarios, y en el que estuvo "cubierto " por amigos. Tino di Geraldo, Miguel Ángel Chastang, Jorge Pardo y Gonzalo Casilles acompañaron a Turienzo sobre el templete en una agradable velada de "Jazz en el Ferrera" que arrancó ya bien de noche.

Las 500 butacas instaladas por el Ayuntamiento se quedaron cortas para disfrutar de no sólo la genial improvisación del pianista y el resto de músicos, sino también de la espectacular decoración desplegada en el vergel, con lámparas de noche, que ayudaron, junto a la música, a crear una atmósfera de cuento. Buena cuenta de ello pudo tomar la alcaldesa, Mariví Monteserín, que fue una de los muchos que no pudieron encontrar acomodo y que acabaron aprovechando el mobiliario del Ferrera para disfrutar del espectáculo.

El maestro de ceremonias del musical cumpleaños no pudo ser otro que el promotor avilesino Béznar Arias, unido, de una manera u otra, a Turienzo en buena parte de su carrera musical. "Gracias por compartir estos años de la vida de Isaac Turienzo", recitó al público momentos antes de recibir un sentido abrazo por parte del pianista, que vistió americana para la ocasión y confesó que para él era "un placer tocar para un público tan fantástico".

En el concierto, Turienzo, quien como tantos músicos avilesinos inició su carrera musical en el pub Don Floro de la calle Galiana, compartió tablas con sus artistas de cabecera Miguel Ángel Chastang, Tino di Geraldo, Jorge Pardo y Gonzalo Casielles, éste último uno de los artistas que más marcó su trayectoria musical. Además, todos ellos, salvo Pardo, participaron en la grabación del último trabajo discográfico de Turienzo, "Jazz de raíz".