Se busca pareja de enamorados que a mediados de mes vivió un atardecer en el paseo de La Grúa, en Ribadesella. Este podría ser el texto del anuncio que el riosellano Nicolás Cuervo, realizador audiovisual y apasionado de la fotografía, colgase para encontrar a los protagonistas de una foto que ya han visto más de 22.000 personas a través de las redes sociales.

Los enamorados no aparecen y Cuervo supone que estarían de paso en la villa -o quizás no quieren revelar su identidad- y su búsqueda se suma a las historias de fotografías inicialmente anónimas pero cuya historia acaba siendo pública y muy querida. Es el caso, salvando las distancias, de la fotografía que Alfred Eisenstaedt y Victor Jorgensen tomaron a un marine y una enfermera besándose en el centro de Nueva York al término de la II Guerra Mundial. También la instantánea de una pareja cuyo beso se publicó en LA NUEVA ESPAÑA durante la fiesta de Las Piraguas de hace treinta años y que este mismo periódico encontró a principios de mes.

"Era el primer día que estaba en Ribadesella este verano y en cuanto llego me pongo a hacer fotos como loco, porque vivo en Madrid y no puedo hacer muchas de las que me gustan", explica Cuervo, un riosellano que abandonó el concejo con 19 años y, a sus 32, ha pasado la mayor parte del tiempo en Nueva Zelanda. La tarde en que capturó la imagen, la del 13 de agosto, "había mucha niebla" y se fue a dar una vuelta por el paseo de La Grúa a sabiendas de que el sol se pone por esa zona. "Hubo un atardecer impresionante, con el cielo naranja por completo. Los vi haciéndose arrumacos, que quedaban en diagonal con el ancla y el sol y la hice", explica el joven.

Siempre que puede avisa a los protagonistas de sus instantáneas para entregarles una copia, pues si fuera al revés asegura que le gustaría tenerla. Pero aquella tarde no lo hizo. Al editar la imagen le gustó mucho el resultado y decidió emprender la búsqueda de estos dos jóvenes.

Tras un lustro volcado en la fotografía, Cuervo sueña con ganarse la vida algún día con ella. Sabe que es "difícil" y más en la faceta que le gusta, la de paisaje, y de momento ha hecho algunas postales que vende en la tienda que su madre regenta en Ribadesella. Quién sabe si la pareja de enamorados de La Grúa aparecerá y hasta Cuervo tendrá oportunidad de volver a retratarlos dentro de unos años.