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La asturias escondida

Se busca retablo gótico

El misterio sobre la desaparición de una importante pieza artística en la avilesina capilla de Los Alas continúa sin resolver: siete paneles de alabastro datados en el siglo XIV de los que se perdió la pista en la Guerra Civil

Se busca retablo gótico

En 1928, el etnógrafo y folclorista Aurelio de Llano tomó una detallada fotografía de un retablo medieval de alabastro que decoraba la capilla de Los Alas, en Avilés. Tal y como ilustra su libro "Bellezas de Asturias", la pieza consiste en una serie de siete paneles tallados con escenas de la vida de la Virgen. Autores como Jovellanos o Selgas ya informaban de la obra, cuyo origen encaja en los talleres ingleses de York, Londres y Nottingham del siglo XIV, según sostiene el historiador Pedro Paniagua Félix, que ha catalogado las piezas de este tipo existentes en Asturias. En el caso que nos ocupa, el retablo cubría parte de la pared del fondo de la pequeña capilla gótica ubicada al final de la Ferrería, en pleno casco viejo avilesino.

Sin sospecharlo, aquella fue la última ocasión en que se pudo tomar una imagen de esta obra. Ocho años después estalló la Guerra Civil, y en algún momento comprendido entre julio del 36 y octubre del 37, el retablo fue robado de su emplazamiento. El encuadre histórico es bien conocido: Avilés y Gijón eran los principales núcleos de la retaguardia republicana en Asturias, ya que Oviedo permaneció desde el inicio de la contienda en manos del Ejército nacional. Tras un año de guerra, la vida en estas circunstancias era durísima, con las tres ciudades sufriendo problemas de abastecimiento y expuestas de modo permanente a los bombardeos por aire o mar del bando contrario. Y entre las privaciones y el miedo, para variar, surgían en uno y otro bando los oportunistas que, acogiéndose a la conveniencia, aprovechaban la corriente dominante en beneficio propio, a menudo empleando métodos de honradez cuanto menos dudosa. No es nada nuevo: desde el estraperlo a las requisas arbitrarias o los simulacros de juicio, la historia de la Guerra Civil ha conocido dentro y fuera de Asturias demasiados casos del deplorable "a río revuelto, ganancia de pescadores".

Un caso sin resolver

Las circunstancias del robo del retablo nunca se esclarecieron, pero un suceso ocurrido a final del verano del 36 refleja el revuelto ambiente que se vivía en la retaguardia. Según relata Ángel Garralda, la noche del 3 de septiembre se decretó en Avilés el "funeral de la religión", una escenificación macabra del hipotético final del cristianismo, aunque tal ceremonia, a tenor de su cuestionable alcance, debió ajustarse más a la astracanada con demostración de fuerza. En la práctica, aquello consistió en el saqueo de iglesias como la de San Nicolás o la de San Francisco, para hacer una hoguera simbólica con imágenes y ajuares sustraídos de los templos mientras las campanas tocaban a muerto. Por desgracia, y al margen de cualquier consideración ideológica, lo cierto es que esa noche ardieron en la plaza de Carlos Lobo varias obras de arte de gran valor, como una talla de Cristo del siglo XVII o el retablo mayor de la iglesia de San Nicolás.

En esta tesitura, con la tensión y las animosidades a flor de piel, la ocasión pudo incitar que alguien, aprovechando la "saca", accediese a la capilla de Los Alas y se apropiase del retablo de alabastro. Cierto es que en este período se registraron al menos otras tres profanaciones en la Iglesia de los Padres Franciscanos (hoy San Antonio de Padua), que forma un mismo bloque con la capilla de Los Alas, y que esta última sufrió un brutal destrozo durante aquellos quince meses. No consta la fecha concreta en que fue arrasada, pero a tenor de lo ocurrido aquella jornada, y sin olvidar el encono radical de esos días -ni la posibilidad de que en lugar de un robo aquello hubiera sido un vulgar acto vandálico-, no es descabellado plantear que el expolio se produjese aprovechando aquella orden de guerra.

En todo caso, la contienda acabó en Asturias el 21 de octubre de 1937, abriéndose una etapa de decadencia para el pequeño templo. Del retablo nunca más se supo y la capilla permaneció semiolvidada durante décadas, hasta que en los años 80 se acometieron las primeras restauraciones integrales, seguidas por varias campañas arqueológicas para recuperar elementos del edificio. A comienzos de 2010, los arquitectos Jorge Hevia y Cosme Cuenca llevaron a cabo la que hasta ahora ha sido la última obra de mejora del recinto. Fue entonces cuando el Ayuntamiento de Avilés promovió una original campaña de "se busca" para dar con el paradero del viejo retablo. Se construyó una página web y se estableció una recompensa de 8.100 euros a quien localizase la escultura, aparte de otras gratificaciones para quien aportase cualquier indicio consistente. El esfuerzo, sin embargo, no dio frutos. En diciembre de 2010, los propios gestores de la web confirmaron a la asociación cultural La Foz del Pielgu el fracaso de la iniciativa, aduciendo no haber recibido una sola comunicación útil al respecto en todo el año. El Área municipal de Cultura recibió algunas llamadas preguntando por la campaña, sin mayor concreción. Finalmente, en 2012 la web fue retirada del servidor. La especulación y los rumores siempre han estado ahí, situando la pieza en lugares insospechados o en hipotéticas colecciones de millonarios excéntricos. A día de hoy, la única verdad irrebatible es que el lugar donde se esconden estas escenas de la Virgen que talló un maestro marmolista inglés hacia 1350 sigue siendo una incógnita. Siempre que la pieza aún exista, ya que la posibilidad de que fuese destrozada no debe descartarse.

Orwell afirmaba que la verdad es la primera víctima en cualquier guerra. Por desgracia, no solo las personas y las ideas mueren a manos de la sinrazón de las armas. Las obras de arte también se llevan su parte de la injusticia, y aunque el retablo de Los Alas permanece en ese estado indefinido de "desaparecido durante la guerra", no deja de ser curiosa la forma en que se resiste a caer en el olvido. Curiosa, y triste. Y es que, parafraseando a Antonio Gala, "si las piedras hablaran...".

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