El amor y la devoción que los tapiegos sienten por la Virgen del Carmen se lleva en la sangre. Es parte del ADN de los vecinos de este puerto marinero, que cada 16 de julio, tal día como ayer, salen a la calle, vitorean a su patrona y la llevan en volandas hasta el mismo mar. Es allí, frente a los pescadores que la adoran, donde se vive el momento más emotivo, cuando miles de gargantas entonan la Salve Marinera: "Salve estrella de los mares, de los mares iris de eterna ventura". Las lágrimas surcan entonces muchas mejillas, y un estruendo de pólvora sacude el cielo. Antes, la imagen de la patrona de los marineros salió de la iglesia parroquial de San Esteban tras la misa solemne. En el pórtico la esperaba una gran alfombra que recrea, con buen tino, esos instantes de devoción en el muelle. "Salve, oh fénix de hermosura", se podía leer en el alfombrado, gracias al trabajo sacrificado de decenas de personas, que engalanan la localidad para que la Virgen se la encuentre reluciente año tras año.

Llevada en volandas por la multitud, escoltada por las mozas y mozos vestidos con impecable camisa blanca y pañuelo marinero azul al cuello, y sobre los hombros de marinos, la talla recorrió entre vítores y aplausos las calles de la localidad, bordeó la decorada fuente del Pilón y cruzó el barrio de San Blas. Al ver su silueta desde el muelle, las embarcaciones allí congregadas comenzaron con el toque de sirenas. Este año no fue posible la presencia de los grandes pesqueros, pero las naves de bajura cumplieron con honores su papel.

Una vez en el puerto, rodeada por cientos de devotos, a la Virgen se le pidió bendecir "a los pescadores y sus familias, que ganen el pan en abundancia y se vean libres de los peligros de la mar". También hubo palabras para los niños, la juventud, las personas mayores y los parados. La procesión continuó hacia El Pouso, donde se volvió a recordar a los marineros fallecidos y se entonó el "Asturias Patria Querida".

"Es el día más importante del año. Recuerdas mucho a quien te falta, y es muy emotivo", confiesa Aurora Suárez, vecina de Tapia y devota de la imagen de Nuestra Señora del Carmen. "Hago la procesión completa, y cuando cantan la Salve en el muelle, eso? eso es mucho", asegura. Aurora Suárez, como muchos tapiegos, disfrutan del día en familia: "Con mis hijos, con mis nietos, todos vestidos como marca la tradición".

Marta Allonca, que desde hace unos años forma parte de la familia tapiega, afirma que los naturales de la villa "transmiten a la perfección lo que es este día: el más grande del año". "Se ven incluso dentro de una familia varias generaciones, y todos llevan el día del Carmen con ellos", apunta. Por su parte, María Isabel Álvarez, destaca el trabajo de los alfombristas para que Tapia luzca resplandeciente cada 16 de julio: "Año tras año se superan; es increíble", asevera.