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"Sherlock Holmes sobrevive en sus reacciones exageradas"

"No he conocido nunca la disciplina de los escritores: me lo sigo pasando bien cuando me siento delante del teclado"

Rodolfo Martínez, ayer, durante la entrevista. RICARDO SOLÍS

Rodolfo Martínez (Candás, 1965) es uno de los escritores españoles más prolíficos del momento: tiene veintitantas novelas y una cantidad de galardones literarios de envidia. Uno de los primeros fue el "Asturias", el que concede la Fundación Dolores Medio, y otro, el "Minotauro", que es de los más sobresalientes de la escena friki nacional. Aparte de todo esto, es editor: en el sello Sportula. Sin embargo, se gana la vida como programador. "Con los libros no puedo", asegura. Martínez es uno de los visitantes más asiduos del Festival Celsius 232 de literatura fantástica, ciencia ficción y terror cuya sexta edición comenzó ayer. Charla con LA NUEVA ESPAÑA tras haber presentado "Los archivos perdidos de Sherlock Holmes" (Sportula, 2017), la reunión de sus cuatros "pastiches" sherlockianos, un género en el que se se mueve con garbo desde los noventa.

-Tenía cuatro libros sueltos de Sherlock Holmes y lo que he hecho ha sido juntarlos.

-¿Cómo es que no termina de morir Sherlock Holmes?

-Está en un nivel superior que lo hace muy atractivo para el imaginario popular. Prueba de ello es el éxito que ha tenido la serie que sobre Holmes protagonizan Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. Han sabido llevar a un personaje victoriano al momento presente. Lo interesante del personaje, yo creo, es que es capaz de mantener sus esencias a lo largo del tiempo.

-¿Y qué le llamó a usted la atención?

-La época victoriana siempre me ha parecido muy atractiva. Holmes sobrevive en sus reacciones exageradas, tanto que le hacen parecer a veces un crío caprichoso. A veces los misterios que tiene que desentrañar son una tontería, pero Conan Doyle es capaz de mantenerte alerta hasta la última palabra. Pero claro, ayuda mucho la idea de elegir a Watson como narrador. Sin él, Holmes no sería nada.

- También se mueve por la fantasía, por la ciencia ficción. ¿Cómo se lo monta?

-Empecé a escribir a los 12 años. Nunca he conocido la disciplina de los escritores: me lo sigo pasando bien cuando me siento delante del teclado. Me resulta fácil. Me siento y fluye la historia: siempre ha sido así. Otros compañeros míos lo que hacen es disdfrutar con los preparativos. Yo no. Me sale del tirón. Luego, claro, hay que releer, cortar, poner, pero el primer borrador va lanzado.

- ¿Y el realismo?

-Todo me lleva hacia la fantasía. Lo que tiendo es a mezclar géneros: novelas de terror y thriller, aventuras y Julio Verne... La novela realista me gusta leerla, pero no me sale. Tengo una mente adaptada para la fantasía.

- Se dedica a los géneros populares. ¿Dan dinero?

-No puedo vivir de los libros, soy informático.

- ¿Y por dónde va la fantasía?

-Soy editor también. Así que conozco cómo va el negocio. Ahora lo que se lleva es "Juego de Tronos". Pues recibo manuscritos de 800 páginas de asunto medieval, la primera de una trilogía que está por venir. Un compañero comenzó a editar novelas cortas. Le dijeron que no lo hiciera si no quería darse una leche. Pues va estupendamente. No puedes saber por dónde va.

- Vivió los últimos momentos de la novela barata.

-Han cambiado los tiempos: las ficciones baratas se leen en la tablet o en el móvil.

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