Los bolos asturianos son un Bien de Interés Cultural (BIC). No solo porque así los consideran los aficionados y expertos en la práctica de este tradicional juego, sino porque, desde ayer, también lo son a ojos del Consejo del Patrimonio Cultural de Asturias. El deporte había sido propuesto como BIC en anteriores reuniones y, finalmente, ayer fue emitido el informe favorable final.

La noticia, que supone culminar unas demandas que se intensificaron en los últimos 20 años, fue acogida con ilusión y alegría entre los miembros de la familia del bolo asturiano. "Me parece una decisión de justicia, porque los bolos forman parte de nuestra identidad; son un deporte que sirvió para la socialización del pueblo asturiano, algo que no solo debemos recordar, sino también transmitir a los más jóvenes", reflexiona el presidente de la asociación bolística "Pico Peñamellera", Isidro Caballero, tras enterarse de la buena nueva.

A lo largo y ancho de la región, existen diversas modalidades de juego que se diferencian entre sí en las distancias del lanzamiento, la existencia de un segundo lugar de tiro en otra posición o de rayas para indicar por dónde debe pasar la bola, o la presencia de un bolo especial de menor tamaño con mayor puntuación.

Junto a los bolos, el Consejo del Patrimonio Cultural declaró también BIC a doce tejos repartidos por distintos concejos de la región, vinculados a campos de iglesia que "han desempeñado una importante función social como lugar de convivencia e interrelación".

También se acordó iniciar los trámites para delimitar el entorno de protección patrimonial, cultural y estética de la iglesia románica del antiguo monasterio de San Antolín de Bedón, que fue declarada Monumento Nacional (lo que hoy se conoce como BIC) en 1931.