Los vecinos de la parroquia avilesina de Miranda elaboraron ayer 3.000 raciones de arroz asturiano con productos del cerdo (costillas, longaniza y salchicha blanca y roja) y sidra. La XXXIX edición de la arrozada de este núcleo estuvo marcada por la alta concurrencia y el buen tiempo. El éxito de esta convocatoria gastronómica de la asociación vecinal es el singular sabor del guiso al que se le añade la bebida asturiana por excelencia y no el tradicional chorro de vino. "Echamos de menos a los jóvenes", dicen los organizadores.

La arrozada de Miranda, que en sus primeros años de vida llegó a distribuir 10.000 raciones, es un ritual que comienza a primera hora de la mañana para que a las nueve de la noche los miles de comensales disfruten de un exquisito guiso recién hecho que se sirve en una cazuela de barro procedente de Talavera de la Reina y se vende al precio de seis euros.

A las diez de la mañana, y en una carpa instalada en el prado del festejo, un grupo de voluntarios, cuchillo en mano, pela, corta, trocea y pica kilos y kilos de los ingredientes que conforman el arroz asturiano: cebollas, pimientos, ajos, tomate, salchichas, costillas... Están capitaneados por Geli López Álvarez, maestra de ceremonias de este evento desde hace 20 años. "Lo más importante para que todo salga bien es tener personal, y no contamos con muchas manos, la gente joven no quiere responsabilidades", apunta esta mujer que, al igual que sus compañeras de la asociación, se viste de asturiana para la ocasión.

Al frente de los fogones de tan voluminosa arrozada se encontraba el cocinero Luis Carbajal y Tapia, que mientras supervisaba, tanto el caldo que se hacía en una gigantesca olla como del arroz junto a las verduras y los productos del cerdo que se guisaban en una paellera gigante, desvelaba algunos de los secretos del plato de estilo asturiano. "El arroz no puede cocer más de quince minutos ni sobrepasar los cinco de reposo", indicaba al mismo tiempo que otros colaboradores del festejo revolvían con remos de madera la mezcla, entre ellos Antonio Sabino, empresario avilesino y "Amigo honorable de Miranda". "Llevo quince años viniendo aquí, incluso en alguna ocasión he llegado directamente de un viaje desde el aeropuerto", señaló mirando el recipiente de acero inoxidable construido hace años en los talleres Elías García, con capacidad para mil raciones, y que una grúa de gran tamaño suspendía en el aire. Bajo tan monumental paellera ardía el fuego que controlaba Germán García, dada la importancia del calor para una correcta cocción del arroz. "Lo principal es hacer la brasa y para ello utilizamos madera de pino y roble", comentaba.

En todo el proceso de elaboración, que fue contemplado por las decenas de comensales que poco a poco llegaban a Miranda y esperaban pacientemente tras unas vallas de seguridad, también participaba activamente Félix Rodríguez Díaz, presidente de la Asociación de Vecinos de Miranda, entidad que cuenta con 352 socios, la mayoría mayores de 60 años. Seguía cada detalle para conseguir la nota más alta que cada año alcanza este festival en el que participan ciudadanos de Avilés y los concejos limítrofes. Explicó que la arrozada tiene seguidores muy fieles, que repiten una edición tras otra. No obstante, para quienes prefieren otros alimentos, en un prado colindante, la asociación también preparó sardinas, costillas, chorizos criollos y bocadillos. En el mismo recinto tuvo lugar la verbena que se prolongó hasta la madrugada.

Tras la espera llegó la recompensa y una vez que el arroz con aires de Asturias estuvo listo para comer, el público fue recibiendo las raciones, además de una bolsa con un tenedor, pan y una servilleta. "¿Qué tipo de arroz habrán utilizado?", preguntaba una mujer de mediana edad a otra. La respuesta la ofrecía el cocinero Luis Carbajal: "arroz de granza, común y corriente, porque absorbe muy bien el sabor de los ingredientes", dijo. Asimismo, se refirió a los 120 litros de caldo. "Está hecho con verduras, caparazones de pollo, cabezas, huesos de ternera..", explicó, para seguidamente resaltar un paso que se debe tener muy en cuenta. "Antes de hacer el arroz hay que freírlo con aceite para que no se queme. Posteriormente, se añade el compango, se guisa, se incorpora el caldo y se cuece", concluyó quien desde hace 39 años cocina el arroz a la asturiana. "Esto no es paella", recalcó.