Quang Buttner es vietnamita y su marido Michelle Buttner es francés. Viven en Ceceda (Nava) y aman las sardinas. Por eso ayer no dudaron en acercarse a Candás y ponerse las botas. Comieron en el patio del Poeta Antón y se estrenaron en un festival que, seguro, volverán a repetir. "Hay que comerlas a mano, hay que apañarse", expresa Quang Buttner. A su lado, los avilesinos Xarri González y Mari Carmen Fernández son de los fijos al festival de la sardina de Candás. "Venimos todos los años y si tenemos que elegir el tipo de sardina para comer, las más turriadines", expresa González. Mientras tanto, Ricardo del Valle mima las sardinas a la plancha. Las cuida y dice que el secreto para que estén a pedir de boca es salarlas bien temprano y "tratarlas con calma". "Y luego a la plancha, con diez minutos a un fuego lento están riquísimas. a la gente les gustan bien hechas", afirma el cocinero, acompañado de su hijo, también Ricardo.

Poco a poco, el paseo de San Antonio se va llenando de amantes de la sardina. Jaime Vilaboa, Victoria Cereijo y Ángel Mesa son fieles y, nada más llegar al festival, adquirieron una docena. "Y eso para empezar", expresa Vilaboa. El paseo San Antonio huele a sardina.

Los romeros las comen donde pueden: En el prao, sobre la barra de las barracas, de pie, sentados sobre una piedra. Cualquier sitio es bueno. "Voy a por otra docena", comenta Xurde Martínez a su compañera Maite Pérez. Rubén Franco y Javier Montes las devoran. "Me gustan de todas las maneras, hay que comer hasta reventar", apunta Franco. Josefina García, ataviada con un traje marinero, lleva una docena a la mesa. Y no para de llegar gente. Al fondo, se escucha el sonido de la gaita del grupo "San Félix" que momentos después va a hacer una exhibición de baile. De cantar sabe Pipo Prendes y de sardinas también. "La fiesta de la sardina me hace feliz, echas un culín y comes unas sardinas y ya está. Todavía hoy -por ayer- comentaba con unos amigos cuando en 1976 ganamos la Sardina de bronce. De aquella, el festival que es 'muy de Candás' era en el muelle", expresa el cantautor candasín, que no actuó pero si sonaron sus canciones por la megafonía. Las de él y las de Vicente Díaz, entre otros.

Pipo Prendes consiguió la Sardina de Bronce en 1976. Ayer, 41 años después, ese galardón fue para el Restaurante Llagarón, la Plata llegó a manos de Casa Repinaldo y el Oro para el Brisas Candasinas. Así lo aprobó el jurado formado por cocineros asturianos de renombre: Pedro Morán, Luis Alberto Martínez, Juan Rivero, Abel Terente y Eduardo Méndez.

Y entre sardinas y más sardinas y algún que otro culete de sidra, los candasinos y los no pocos visitantes llenaron el estómago y cumplieron con una tradición veraniega de más de cuarenta años de vida. Hasta 1999 la celebración se hizo en el muelle. La ampliación del puerto de Candás obligó a trasladar la fiesta a San Antonio y desde entonces, no hay quien la mueva. Prao, vistas, más espacio y, sobre todo, sardinas.