A pesar de la indudable herencia histórica, los tiempos han cambiado, y los buscadores de oro ya no lo hacen por incrementar su patrimonio. "Esto no es nuestro trabajo, no comemos de ello. La clave es la emoción que se siente y el conocer a gente de muchos lugares del mundo. Somos una gran familia, nos conocemos todos, y ,además de tratar de conseguir alguna medalla, vamos con la idea de disfrutar mucho", apunta Eduardo Madera.