A la quinta canción llegaron los regalos de Bisbal. Como la presencia en el escenario del joven lucense Edgar, una de las revelaciones de "La voz kids". A dúo cantaron "Culpable" y el público enloquecía. Seguía el concierto, ya con mucho público de las gradas en pie, con Bisbal despojado de la chaqueta, y sonando sin descanso "El ruido", "Tú y yo", "Sí pero no", "Diez mil maneras"... Un repertorio de casi 25 temas en el que dejó para el final exitazos como "Lloraré las penas" o "Ave María".

Era su manera de compensar a todo ese público que había abonado unas entradas "caras", según muchos de los presentes -55 euros costaba el pase ayer-, y a los que le demostraron su idilio incondicional. Porque tres horas antes del inicio del concierto, alrededor de un centenar de personas esperaban por Bisbal en las aceras de acceso al Palacio de Deportes. La máxima entrega la habían demostrado las admiradores que hicieron noche a las puertas del Palacio de Deportes, que quizá pensaron que iban a tener mucha más competencia para entrar las primeras al concierto y situarse tan cerca como fuera posible.

Ese era caso de Nuria Giraldo, gijonesa, que junto a otras compañeras del club de fans "Siempre contigo", pasaron la noche al ras: "Llevamos desde las 22.30 del jueves", comentó Giraldo. Estas fanáticas del de Almería siguen "la trayectoria del cantante desde Operación Truinfo" y no dudaron en cumplir con una tradición: dejarle regalos en su camerino. Esta vez tocaba productos de la tierra: "le hemos puesto una cesta con los ingredientes y la receta de una fabada asturiana", contaban entre risas las más fans.

Laura Alonso y sus hijos, también llegaron pronto a la zona del Piles y aunque esperaban "más ambiente" en las colas, tenían claro que el concierto "va a ser espectacular". También Tina Fernández contaba con más "bisbalismo". "Pensaba que iba a haber más gente. Puede ser porque sea agosto o por el coste de las entradas", decía, verbalizando el pensamiento general de los aficionados que consideraban los precios demasiado altos. O también podía ser que la Semana Grande es demasiado larga para gastarlo todo en un día.