Una nueva metrópoli se alza en la isla de la desembocadura del río Sella. Como Manhattan, que se expandió gracias a la inmigración de la segunda mitad del siglo XIX, "Ribadelona", con su "sky-line"campista, también responde a un fenómeno migratorio mundial. No hay rastro de rascacielos: los cimientos son simples ganchos, las estructuras, de lona. En este asentamiento temporal se ofrecen servicios de todo tipo, piscina municipal -véase el río Sella-, terrazas improvisadas donde se estrechan lazos entre gentes de distintos lugares del planeta, o incluso un lucrativo servicio de carga de móviles a dos euros el llenado. "En un solo día hemos cargado 190", reconocían los encargados de la organización provisional de Ribadelona, a falta de establecer un consistorio oficial.

Los días en la ciudad isleña situada frente a Ribadesella transcurren frenéticos. "Apenas dormimos, suena la música de forma constante", reconoce Samanta Bracamonte, uno de sus ojerosos habitantes. La rutina es sencilla, "Nos levantamos con cerveza, luego pasamos a la sidra y luego según avanza la jornada nos pasamos a bebidas destiladas", especifica Enrique Santamaría, que en el contexto cívico de Ribadelona, es conocido como "El gladiador del norte".

Mientras Bracamonte y Santamaría empiezan el día con un intenso desayuno, otros hacen uso de las instalaciones y se dan un baño en el río mientras los palistas que entrenan por la zona les rodean. "Es lo mejor para la resaca. El agua está buena y parece limpia", asevera el sevillano Juan López, contento con el correcto estado de saneamiento de las aguas que bañan su hogar temporal.

Bañarse en el río no es el único método al que recurren los habitantes de este pintoresco lugar. "Traemos ibuprofeno a tope porque si no es imposible. También tenemos gas de la risa", afirma Andoni Rodríguez enseñando una cápsula que lo contiene. Al instante uno de sus vecinos despierta del letargo al sonido de "la raja de tu falda". "Hacemos muffins, somos fans de la repostería", exclama con la mirada perdida Pablo Fernández, un joven emprendedor de la zona.

Las relaciones sociales en Ribadelona son de lo más directas. Aún así las redes sociales juegan un papel importante. "El instagram da mucho juego aquí, nos sirve para estrechar lazos entre géneros", teoriza el gijonés Alberto Rico, mientras se broncea junto a sus amigos.

A pesar del "buen ambiente y hermanamiento", que destacan todos los presentes en el asentamiento , sí se echan en falta algunas cosas en la incipiente Ribadelona. Los restos de botellas, plásticos y demás basuras se acumulan en el suelo, y comienzan a vibrar al ritmo tenso de la música tecno.