La lluvia estaba invitada al Descenso del Sella y no faltó. Pero el tradicional orbayu asturiano que se sumó a la "reina de todas las fiestas" del Principado no pasó por aguas las ganas de pasárselo bien. Arriondas desbordaba pasión, felicidad, algarabía, y otro tanto pasó en Ribadesella. Casi no había amanecido -para algunos ni anochecido- cuando Arriondas, punto de partida del Descenso, lucía repleto de gente. "Aunque llueva no podemos fallar, sería pecado. Esta es la mayor fiesta de Asturias", aseveró Norma Escobio, riosellana y piragüera. Su proclama coincidía con la de los miles de asistentes.

El día arrancó temprano, a las nueve de la mañana. Los que aún no habían pillado la cama se juntaban con los más madrugadores para desayunar. "Empezamos ahora, estamos entrando en calor para el desfile", decía Gerardo Díaz, del grupo Pinón. A pocos metros de ellos se aglutinaban más participantes en el "carnaval sellero".

Otros que no podían faltar eran los miembros de la agrupación "Los Botijos". "Somos los únicos que siempre estamos aquí. Movemos más masa social que nadie: 120 personas. Unos llevan desde hace cuatro días sin parar por casa y otros todavía llegamos ahora", subrayaba el presidente de la agrupación Pedro Fuente, más conocido como "Mole".

Cuando arreció el orbayu, la mayor parte de los presentes decidieron resguardarse en bares y cafeterías de la zona. Pedir una consumicion exigía un arduo ejercicio de paciencia que amenizaba, al menos, el sonido de gaitas y tambores. Para lo que siempre había momento era para el amor: a flor de piel tenian los sentimientos Laura Corzo y su pareja Rubén Iglesias: "Llevamos saliendo tres años, y desde hace dos venimos al Sella juntos. es como una confirmación anual de que todo sigue como siempre", comentaba la joven.

Poco a poco se acercaba el momento del desfile y los ánimos se caldeaban entre los presentes. "Llegamos ayer a las nueve 'pe eme'. Dormimos en un camping inundado con tiendas cayéndose por el vendaval. Pero somos felices, lo único que nos preocupa es cómo el Sella puede hacer peligrar nuestras relaciones sentimentales", bromeaba Hugo Álvarez, llegado de Pontevedra con un grupo de amigos. Entre sidra y sidra, la grada de las autoridades comenzó a llenarse de caras conocidas. "Para un piragüista dar el pregón del Sella es un sueño hecho realidad", comentó Saúl Craviotto. No faltó el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, para quien acudir al Descenso ya es algo personal: "Asturias y Cantabria es lo mismo. Ahora que otros quieren separarse, nosotros deberíamos pensar en juntarnos. En Cangas y Liébana empezó todo", proclamó.

El reloj marcaba las 10.30 cuando comenzó el desfile. Al igual que en ediciones pasadas, su punto álgido llegó cuando el grupo "Los Tritones" entonó el "Asturias" de Víctor Manuel. "Es una cuestión de tradición familiar. Cuando éramos más pequeñas siempre estábamos deseando cumplir los 18 años para venir", explicaba Irma Posada, uno de los miembros de la agrupación. La agrupación "Los Botijos" les hizo dura competencia al ritmo del "Asturias" de Melendi, interpretado en playback por uno de sus miembros, ataviado con un disfraz a medio camino entre Freddie Mercury y Rodrigo Cuevas. El sentimiento expresado por Irma Posada, lo compartía Marián Pumarada de Los Botijos: "Es una sensación que no se puede describir . Cuando oigo los versos de Dionisio de la Huerta siempre lloro".

Tras el pregón llegó la anécdota del día. Los piragüistas se lanzaron al río antes de que el "Asturias Patria querida" acabara de sonar por completo. Para entonces la fiesta no había hecho mas que empezar en una jornada que a la tarde ya se vislumbraba muy larga.