Pravia baila el Xiringüelu desde primera hora de la mañana. Los romeros ocupan sus posiciones en el prao del Salcedo y la sidra corre "asgaya". Una estampa que ni el sol ni la lluvia pueden arruinar. A pesar de este año la previsión meteorológica amenaza lluvia, las casetas están equipadas con todo lo necesario para sobrevivir al "Xirin": un toldo para cobijarse, neveras para mantener la bebida bien fría y algún que otro sofá para tomarse un respiro.

Los hay que llevan toda la semana rezando para que no llueva como los de la caseta "Keep calm and trust un magic" (manten la calma y cree en la magia). "Nuestra caseta de llama así porque está fiesta es mágica" dice Juan Alpuente. Son muchos los fans de esta romería del centro de Asturias. "Venimos ya desde primera hora. Un año más, no podía ser de otra manera", comenta un grupo de jóvenes dispuestas a pasarlo bien.

Sofía García, Lucía Álvarez, Henar González, Blanca Lorda, Alessandra Meredith y Ana Vento.

Al buen ambiente de esta romería de prao se suma la música de las charangas "DGT" y "Menudos Notas" que a las once de la mañana comenzaron el descenso a la vega de la villa praviana. A partir del medio día, la fiesta corre a cargo de "Los Cruzaos de Ceares" y sus fanfarrias llenas de ritmo.

La música se mezcla con los colores de la indumentaria de los romeros. Tanía González e Irene Collada optaron por el tutú. "Lo mejor de esta fiesta es que te haces amigo hasta de las piedras" comentan.

Claro que también existen algunas crtíticas entre los romeros. "Odio eterno al Xirin moderno. Hay casetas que haciendo negocio vendiendo sidra y la fiesta se desprestigia", argumenta Jorge Turan. Aún así, la intención es pasarlo bien y acopañado de su "equipo", vestidos de verde" afrontan la jornada "poco a poco que todavía queda mucho día", dice Pablo Huerta.

La Cofradía encargada de la organización del Xiringüelu estima que unas treinta mil personas pasarán hoy por la romería praviana, una de las más singulares de Asturias.