Andrés Roca Rey (Lima, Perú, 1996) se vino a España para convertirse en figura del toreo. Lo hizo inspirado, desde que nació en su hermano Fernando, también matador de toros. Llegó de la mano del maestro José Antonio Campuzano que desde que lo vio de niño frente al toro quedó prendido de su valor y aptitudes para convertirse en torero de época. Roca Rey llegó a España en 2011 para curtirse en el campo. Como novillero con caballos deslumbró en su debut en Las Ventas abriendo la Puerta Grande. Desde ahí su ascenso a la primera línea del escalafón fue meteórica y desde hace ya dos temporadas compite con la élite de la tauromaquia actual a sus veinte años. Le avalan triunfos en Madrid, Sevilla, Bilbao, Valencia o Pamplona. Triunfos pagados, muchas veces, con sangre. Esta tarde debuta en El Bibio con los toros de Javier Sánchez-Arjona y acompañado por "El Fandi" y Alejandro Talavante.

- ¿Cómo va la temporada hasta el momento?

-Van saliendo las cosas bien, aunque uno siempre busca más y no se conforma con lo que ya se ha conseguido.

- Recientemente ha emergido una nueva generación de toreros que ya comparten cartel con las figuras más veteranas. ¿Lidera usted esa revolución generacional?

-No sé si soy el líder o no de esa revolución. Eso es algo que tiene que decidir el público que va a las plazas.

- De niño se hacía fotos con las figuras con las que hoy compite en el ruedo. ¿Sabía que lo conseguiría?

-Sabía que iba a luchar, a dar todo de mi parte y a esforzarme al máximo por tratar de conseguirlo. Ahora puedo decir que es un sueño hecho realidad.

- ¿Qué le aporta el maestro José Antonio Campuzano?

-Muchísimo, tanto personal como profesionalmente.

- ¿En qué otras figuras de la historia del toreo se fija?

-Sin duda mi mayor referente es mi hermano Fernando Roca Rey, pero me fijo e intento aprender el máximo de los grandes maestros de la tauromaquia.

- A los sacrificios que deben hacer todos los que quieren ser figura usted sumó el irse de su casa, de su país, para intentarlo. ¿Fue duro?

-Tenía claro que yo quería ser torero y entendí que para ser figura del toreo tenía que dejar atrás mi país y venirme a España a hacer mi carrera. Fue duro, pero en ese momento era el esfuerzo que tenía que hacer para tratar de ser figura del toreo.

- Su familia lleva años vinculada a los toros; su abuelo administró la plaza de Lima, su tío es rejoneador y ganadero y también está su hermano Fernando, matador de toros. ¿No le quedó otro remedio que ser torero?

-Ser torero era lo que siempre más me ilusionaba desde bien chiquito, y quise serlo porque para mi no hay nada nada más bonito ni que me apasione tanto como esto.

¿Cómo fueron los primeros años en España?

-Por momentos se hace complicado estar lejos de tus familiares, pero es algo que asumí pronto. Empecé toreando becerradas y novilladas sin picadores, luego ya debuté con caballos, la alternativa? y así un largo camino hasta este momento.

- ¿La Fiesta está tan atacada en su país como en España?

-No hay tantos ataques como aquí en España, que son frecuentes y muy desagradables. Me gustaría que nos respeten y nos dejen actuar libremente, ya que nuestra profesión es una actividad legal.

- Hay quien plantea corridas de toros sin muerte ni sangre. ¿El futuro de la Tauromaquia está abocado a ese extremo?

-No sé si será el futuro que nos espera. Habrá que ir viendo cómo va evolucionando toda esta corriente de ataques antitaurinos.