Su importancia como puerto pesquero, sobre todo en lo referente a la caza de las ballenas, y el hecho de haberse convertido en el lugar en el que Gaspar Melchor de Jovellanos pasó sus últimos momentos son algunos de los detalles que sorprenden y admiran a los visitantes que, este verano participan en las visitas guiadas por Puerto de Vega.

La iniciativa, impulsada desde el consistorio naviego, tiene una gran acogida por parte de los turistas, que disfrutan así de un paseo instructivo y detallado a lo largo y ancho de esta villa marinera.

Los participantes acceden, de forma totalmente gratuita, a un itinerario de algo más de una hora, en el que además de conocer qué pasó hace siglos o décadas en la localidad, descubren qué ver, qué visitar, tradiciones populares y, algo muy importante, qué comer, gracias al papel que juega la guía y técnica de Turismo, Belén García. "Este tipo de iniciativas ayudan a dar a conocer lo que tenemos en la comarca, que es muy rico y variado. Llaman mucho la atención, y siempre tenemos muchos participantes", asegura.

El recorrido comienza a las puertas del Teatro Casino de la localidad, un edificio de reminiscencias indianas, que aún se mantiene en pie, cobijando espectáculos teatrales, actos y conciertos a lo largo de todo el año. Aquí recuerda García el valor de la emigración, que en muchos casos redundó en beneficio para los vecinos del pueblo de origen. Y recuerda, en una escueta introducción, que "la unión y armonía de los vecinos de Puerto de Vega fue premiada en 1995 con el galardón 'Pueblo ejemplar'".

Los primeros pasos llevan hacia el parque Benigno Blanco, que toma su nombre del abogado y emigrante cuya familia donó los terrenos para levantar este equipamiento.

Allí, la guía se detiene en explicar la importancia de los dos museos locales: el Juan Pérez Villamil, y el Museo de las Historias del Mar, que mantienen vivo el recuerdo de oficios ancestrales, artes de pesca tradicionales, y retales de toda una tradición, a través de numerosos elementos etnográficos.

Un paso por la antigua aduana, "una de las más antiguas de la región y muy importante para su época", lleva acto seguido a la lonja de pescadores. "Es la más importante en captura y venta de percebes de toda Asturias, y la segunda de España", apunta Belén García. Si hay suerte, una de las visitas guiadas puede coincidir con la subasta del pescado, lo que hace aún más atractivo adentrarse en su interior y conocer su funcionamiento.

Se recorren, a continuación, elementos importantes que dan cuenta del pasado de la localidad, como los almacenes de los pescadores, donde antes se levantaban importantes industrias conserveras, o el entramado defensivo del paseo del Baluarte, un bastión que permitía a Puerto de Vega defenderse de los ataques desde el mar. El Mirador de la Riva sirve para contar los épicos episodios de la caza de ballenas.

Atalaya

"El atalayero divisaba la presa, y los hombres del pueblo salían en sus barcas a por la gran ballena, dándole caza con sus arpones. Muchos de ellos no volvían. Cuando el animal llegaba a puerto, se aprovechaba todo", explica la guía, ante dos enormes quijadas de ballenas de treinta toneladas.

El siguiente hito en el itinerario es la casa mortuoria de Jovellanos, identificada con dos grandes placas y el escudo de armas de los Trelles, la familia que acogió al ilustre asturiano cuando una tormenta lo sorprendió mientras navegaba desde Gijón hasta la Coruña. En Puerto de Vega encontró la muerte, días después, a causa de una pulmonía, a los 67 años.

El viaje toca a su fin en el campo de la Atalaya, utilizado antaño como colgadero de redes, secadero de pescado, y un perfecto mirador sobre el Cantábrico. Aquí se levanta la capilla de la Atalaya, con 400 años de historia, que alberga la talla de Nuestra Señora de la Atalaya.

En realidad, apunta Belén García, se trata de una copia, puesto que la original, que data del siglo XVI, la custodia el marinero más veterano del pueblo. "Debe custodiarla, ponerle velas y rezarle. Cada 8 de septiembre, se encarga de sacarla en procesión, y al día siguiente cede el testigo a otro marinero, que hará lo propio otro año más", relata García.

La visita finaliza con varias recomendaciones sobre gastronomía local, encantos varios de la comarca y el deseo de seguir disfrutando de la zona.

"No conocíamos la zona. El pueblo está muy bien conservado, es muy bonito. La historia sobre la caza de ballenas, y la casa de Jovellanos, son muy interesantes", apunta Miguel Ángel Mejías, de Navalcarnero, que pasa unos días de vacaciones con su familia. Igualmente, satisfactorias son las sensaciones de Javier Luceño, también de Madrid, que ha disfrutado igualmente en familia de esta actividad.

"Me ha parecido muy interesante la visita. Te explica la historia del lugar, lo que más curiosidad me entrañaba: su relación con la pesca, el tema de la ballena. Ha sido genial, muy contento", asevera el madrileño, encantado de su paseo por la villa pesquera.