Mikel Erentxun (Caracas, 1965) presenta en Gijón su último disco "El hombre sin sombra", con el que, una vez más se abre a sus seguidores en un álbum que refleja sus más íntimas experiencias en el amor de pareja. Un autor autodidacta, nutrido de sus años en grupos como "Duncan Dhu", del que saca un "maravilloso lastre". Hoy actúa en el Real Club Astur de Regatas, y pretende desnudarse a través de sus letras.

- -Dice de sí mismo que es "un hombre en proceso de reciclaje".

-Sí, después de 32 años de carrera musical siento que he sido muy inconformista; nunca he ido al disco fácil, no he sido de repetir los éxitos antiguos. Siempre he tratado de reciclarme y hacer cosas nuevas e interesantes, tratando de que cada vez sean mejores. De hecho, pienso que ahora hago canciones más interesantes que antes porque, a pesar de mi edad, estoy cantando cosas excelentes. Estoy cantando mejor que nunca y escribiendo mis mejores canciones. El músculo creativo lo tengo ya más desarrollado; me encuentro más a gusto.

- ¿Cómo recuerda la etapa de "Hillbilly Cats" o "Los Aristogatos"?

-Esa es mi escuela, entre los 13 y los 18 años. Desde que tengo uso de razón ya tocaba la guitarra en casa porque soy autodidacta. Sí que es verdad que tuve los primeros grupos escolares sin nombre y luego otros más serios como "Los Aristogatos" y grupos que se movían en la escena local donostiarra. Fui cambiándome de grupo a grupo hasta "Duncan Dhu".

- ¿Pensó que "Duncan Dhu" iba a llegar tan lejos?

-No, que va. Para mí era un grupo más, con el mismo concepto: pasárnoslo bien, ensayar, dar conciertos y está. Sólo queríamos divertirnos, no ser famosos.

- ¿Cómo se compagina la vida profesional en grupo y la vida como solista?

-Son dos mundos distintos pero perfectamente compatibles y, sobre todo, muy interesantes los dos. Afortunadamente, nunca he tenido que renunciar a uno por el otro. De hecho, no sé qué es mejor. Aunque sí es verdad que ahora me siento más a gusto en mi carrera como solista porque cuando estás solo todas las decisiones son tuyas y no tienes que ceder en nada y eso es lo bueno. Cuando trabajas en grupo o en dúo, tienes que ceder, es un tira y afloja. Pero los talentos y las personalidades suman. Por eso "Duncan Dhu" es tan especial.

- ¿Hasta qué punto "Duncan Dhu" fue un lastre y hasta qué punto fue maravilloso?

-Puede ser lastre en el sentido en el que, a veces, te puedes convertir en esclavo de tus éxitos y si presentas un disco nuevo, vas a tocar las canciones nuevas y tienes que tocar las antiguas como "Cien gaviotas". Ahí es cuando se convierte en el lastre. Pero, en general, estoy muy orgulloso de todo lo que hicimos y pienso que es un lastre pero es un lastre bonito. A veces puede molestar que estés con tu disco nuevo, ilusionado, y que la gente haga más caso a tus cosas viejas.

- Cada disco que hace representa una temática. ¿Cómo se trabaja con motivos tan diferentes?

-Al final, un disco se tarda un año en hacer y en escribir y, generalmente, retrata cómo me sentía yo en el año de ese disco. Soy una persona bastante cambiante y mis discos van cambiando con mi vida. Cuando escribí "El abrazo del erizo" tenía 29 años, estaba al borde de cumplir 30 y para mí fue una crisis horrenda que no he vuelto a tener. Esta crisis tiene su disco. Mi último, "El hombre sin sombra", corresponde a un año amorosamente turbulento. Mi disco anterior, "Corazones", es un reflejo de mi paso por el hospital y esa cardiopatía que tuve. Al final, retratan mi vida a lo largo de los años.

- ¿Qué quiere transmitir con "El hombre sin sombra"?

-Es un disco de amor, un disco conceptual que gira en torno a mi visión del amor de larga duración, es decir, el amor de parejas que llevan muchos años juntas, que han tenido hijos, que han vivido desencuentros y reencuentros. Me pareció interesante más que nada porque yo llevo una vida más o menos así. Así que mirando hacia mi propia experiencia y añadiendo un poco de literatura, me pareció bien que el disco girase en torno a eso. Todas las canciones hablan de esta temática, colocadas en el disco de tal manera que estoy contando mi historia, una historia de amor.

- ¿Hablaría de una búsqueda de la experiencia de los oyentes a partir de la suya propia?

-Sí, el amor es tema universal. Yo he mirado hacia mí, hacia mi propia experiencia. Lo que cuento le ha pasado a mucha gente y ellos se pueden identificar con una, dos o con todas. El hecho de escuchar una canción y que te recuerde una cosa que has vivido es muy bonito.

- ¿Cómo cree que van a llegar a los gijoneses estas nuevas canciones?

-La gira está funcionando muy bien. Evidentemente, hablamos sólo de las letras. Musicalmente hablando el disco es alegre, irónico, con rock and roll? Y está funcionando en directo, con las canciones antiguas quizás más conocidas que también toco.