Como si de una película de Luis García Berlanga se tratara, el pueblo de Valdesoto recibió con alegría -en forma de muchas carcajadas- al hombre más poderoso del planeta. La aparición de Donald Trump en el desfile de "Les Carroces" en el que un servidor tuvo oportunidad de participar de manera muy directa causó un sinfín de reacciones que dejaron claro que la barrera entre la realidad y la ficción en esta fiesta es más estrecha que un alfiler como los que no cabían en algunas de las gradas habilitadas para tal espectáculo.

Lo que en principio es una puesta en escena del trabajo de varios meses para alegrar y dotar de originalidad las fiestas de San Félix, el lunes se convirtió en una representación global en la que tanto actores aficionados como el público se metieron hasta las trancas en el papel. La prueba fue la llegada de un presidente de los Estados Unidos que contó para la ocasión con un amplio equipo de seguridad que se encargó de custodiar su Audi A8 negro en su visita a la carroza "El Sueñu Americanu" de la peña El Chabolu.

Unas cortinillas negras dejaban en suspense a las cientos de personas que esperaban en los seis puntos habilitados para las representaciones. Sin embargo, alguno no se pudo aguantar. "Señor presidente, quédese con mi cara y cuando me vea salúdeme", fue la petición de un hombre ya entrado en años que no dudó en hacerme al abrir la puerta del vehículo, provocando la inmediata reacción de los "seguratas", cuya función terminó por ser totalmente realista.

Hasta seis veces se dispararon las carcajadas y los aplausos improvisados cuando "Mr. president" se bajaba del vehículo revelando su identidad, que los banderines de Estados Unidos colocados en el coche ya hacían vislumbrar. A ello se sumaban los comentarios improvisados. "¡China, declárate la guerra roxón!", espetó un hombre de entre el público, mientras otro advertía de las serias amenazas sobre Kim Jong Un. "Cuidao con el coreanu, que tien mala hostia", señalaba otro.

Pero no fue todo hostil en la por un día capital del ingenio asturiano. Las peticiones de fotografías al líder mundial se sucedieron durante horas. "Mi hija está en Estados Unidos y quiero darle una sorpresa", me explicaba una mujer que corrió agradecida y entusiasmada a enviar la instantánea con su móvil.

De todos modos, también había algún despistado, especialmente los más pequeños que mostraron su confusión entre líderes políticos. "Mira, mamá, es Rajoy", le decía con su voz inocente una niña a una progenitora que trató con sutileza de corregir a la menor. "No, hija, este es uno que manda más que Rajoy, allí en Disneylandia", le puntualizó para zanjar las dudas.

Más allá de las anécdotas, lo más destacado fue el impacto mediático de un Trump que demostró en la aldea sierense hasta donde llega el conocimiento de la controvertida imagen que le sirvió de trampolín al despacho oval. Su simple presencia fue suficiente para desatar unas risas que se acentuaron cuando comenzaron sus sorprendentes testimonios. El magnate resultó ser un admirador de Asturias que incluso encontró el amor de Melania en una cita festiva tan emblemática y ya desaparecida como eran los bailes del Samoa, en El Berrón. También se vio obligado a confesar su adicción a "los cacharros", que antaño tomaba "por un tubu" y ahora opta por degustar en "vasu de sidra".

Toda una oda al humor de lo absurdo que, sin duda quedará para la historia de las fiestas de Valdesoto, al igual que las otras nueve carrozas participantes, que dejaron claro que para sus vecinos "Les Carroces, first".