"A veces cuando hago tantos kilómetros en coche me pregunto, ¿quién me mandará a mi meterme en esto? Pero cuando empiezo a ensayar y cantar, me da un chute de adrenalina de pop-rock que me sienta genial y que me quita la posible gana de retirarme". Tiene 73 años, y el mismo desparpajo que cuando estaba en pleno auge en la década de los sesenta, cuando "Micky y los Tonys" destacaban por un directo rompedor y una puesta en escena cargada de buen humor. "Nuestra ventaja fue ser irónicos y pioneros", recuerda Micky.

En estos momentos se encuentra en Gijón grabando su nuevo disco. Reside en Alicante, pero se considera "asturiano militante". Por eso no podía irse de Gijón sin ofrecer un concierto. Lo hará esta noche en la Sala Acapulco a partir de las 22.30 horas. "Cantaré mis temas míticos como "Enséñame a cantar" o "El chico de la armónica" y después haré un homenaje pequeño a Elvis Presley, por el cuarenta aniversario de su muerte, y habrá también un poco de cachondeo con el "Buona Sera", un twist desenfrenado y algunas pinceladitas", explica sobre su actuación.

Un viejo rockero que comparte la afirmación de que siguen siempre al pie de cañón. "Morimos, pero con la experiencia de todos los años vividos en la música, que me lo ha dado todo en esta vida", señala.