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Los árboles son casas en Coviella

"Antes nos tocaba estar solos en el sofá", dicen los niños del pueblo del campamento rural que impulsan los vecinos

Los árboles son casas en Coviella

Mateo Varela siempre soñó con construir una caseta en un árbol. A sus 9 años recién cumplidos el sueño se ha hecho realidad gracias al campamento rural de verano que la Asociación de Vecinos de Coviella (Aveco) organiza en la localidad canguesa. Allí, en plena naturaleza, él y sus 44 compañeros fabrican columpios con poco más que una cuerda y consiguen convertir unas gotas de lavaplatos de Mistol y un trozo de plástico en el tobogán más divertido y deslizante del mundo.

Los chapuzones en el río Sella a la altura del Lladuengu los martes y los jueves de sol, las escapadas a la playa Santa Marina de Ribadesella o una acampada en Trambesagües (Amieva) forman parte de la programación del campamento que el jueves llega a su fin, para tristeza de los menores.

Eso sí, la despedida la realizarán por todo lo alto: como anfitriones en una acampada colectiva en Coviella en la que participarán los compañeros de los campamentos de Ribadesella y Cangas de Onís. Mientras llega ese momento, asistentes como José Ortega y Nico Meana, de 12 y 9 años de edad respectivamente, se afanan por grabar con la cámara de un teléfono móvil todas las experiencias vividas para que quede constancia de ellas en el futuro en forma de vídeo. "Ya grabamos uno del pueblo de Coviella y tuvimos muchas visitas", cuentan los niños "youtubers". Los jóvenes han formado sus propios grupos en función de sus afinidades y cada uno cuenta con una caseta propia en un árbol, según explicó la monitora Cristina Huerta. Los astures, los coviella, los oso pardo o la piña dorada son sólo algunos de estos exclusivos clubes, en los que no se discrimina a nadie por razón de sexo o edad.

"Los críos son buenísimos y se da la casualidad de que los mayores, de 12 años, cuidan de los más pequeñinos y les ayudan con paciencia a realizar las actividades", destaca Huerta, que hoy llevará a los críos al cine.

Su afirmación la refrendan participantes como Carlota Bode, vecina de la localidad parraguesa de Alea que se muestra "encantada" con la experiencia. "Antes me tocaba estar sola en casa en el sofá y por eso valoro pasar el verano aquí haciendo amigos y manualidades", argumenta.

El presidente de la asociación vecinal de Coviella, Juan Pablo Meana, resaltó la importancia que esta actividad que realizan por tercer año consecutivo tiene para dinamizar el pueblo. "Estamos muy contentos porque los críos crecen en contacto con la naturaleza, ganan autonomía y dan vida al pueblo. Por las tardes a veces vuelven acompañados por los padres para terminar las casetas", contó.

Como ejemplo de dinamismo puso el hecho de que se desbrocen los caminos por los que pasan los niños del campamento de camino a la finca de Lloriana donde juegan al aire libre cuando el tiempo lo permite. Si la lluvia amenaza con hacer acto de presencia las monitoras tienen un plan B: hacer manualidades, jugar al bingo y ver películas en el centro social de Coviella. El presidente de Aveco celebró el éxito del campamento rural, que funciona de lunes a viernes en los meses de julio y agosto, en horario de diez a dos de la mañana. "Tuvimos que dejar a gente fuera porque las plazas eran limitadas. La intención es que alguien nos eche una mano para mantener este y otros servicios como los cursos de inglés en el pueblo pero la junta directiva está en funciones y con ganas de dejar sitio a gente con nuevas ideas e ilusión", dijo.

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