El vestuario que el cantante Rodrigo Cuevas luce en la gira "El mundo por montera" tiene origen en Pillarno (Castrillón). Una chaqueta con hombreras galácticas, un chaleco de tela brocada abrochado en la espalda con tiras cruzadas a modo de corpiño, un fajín bordado al estilo bollywood, una montera parcialmente floreada y una singular y versátil falda-capa con la que el artista sorprende al público llevan la firma Made by kÖs. Tras este peculiar atuendo se encuentra Constantino Menéndez, polifacético castrillonense que comparte con el músico el interés por mantener vivas las tradiciones asturianas a las que dan una vuelta de tuerca para conseguir una proyección de futuro.
Dicha indumentaria, que Cuevas estrenó en el inicio de la gira en el teatro de La Laboral de Gijón el pasado mes de marzo y repitió en el Centro Niemeyer poco después, se basa en cortes a la antigua usanza con telas modernas, el estilo que caracteriza el trabajo de Menéndez y que sedujo al revolucionario músico, conocido por combinar ritmos musicales de siempre con otros electrónicos de rabiosa actualidad.
La primera colaboración entre Menéndez y Cuevas, según relata el primero, tuvo como resultado un pantalón de raso con pedrería que el segundo estreno en "Late Motiv", programa presentado por Andreu Buenafuente que emite un canal de Movistar+. La prenda, explica el diseñador, está basada en la vestimenta regional asturiana que cuenta con unos botones laterales. Este modelo forma parte de los diseños de Menéndez, que ya reprodujo este patrón en tela vaquera sustituyendo los botones por clips.
A la hora de realizar el encargo de las cinco prendas citadas y que en principio iban a ser realizadas conjuntamente por Susana de Dios y Constantino Menéndez -ella tuvo que abandonar el proyecto-, Cuevas marcó una premisa, que fueran tradicionales y muy vanguardistas a la vez, comenta el diseñador. "Me dio rienda suelta para confeccionar sin limitación de género, pero el vestuario tenía que ir evolucionando a la par que el espectáculo y quería que le diera mucho juego", añade. Por ello, las primeras piezas son de color negro -"acorde con la línea austera de la música"- y cuando ésta se vuelve más alegre, la ropa se hace más llamativa, explica Menéndez, para destacar una de las piezas más originales del conjunto. Se trata de una falda que según la colocación que tenga en el cuerpo se convierte en una cola.
El proceso de creación de esta pequeña colección comenzó, relata el diseñador, con la realización de los bocetos. "Se los enseñé y sobre ellos trabajamos". El siguiente pasó consistió en realizar un prototipo que llevó sucesivas correcciones para, finalmente, confeccionar la pieza en la tela definitiva y programar una prueba.
En este evolución, un aspecto que tuvo que tener presente el diseñador fue la versatilidad y la comodidad de la ropa: "Tenía que permitirle movilidad y no dificultarle tocar los diferentes instrumentos", apunta, satisfecho con el resultado alcanzado y la conexión que se estableció entre creador y cliente. "Coincidimos en muchas cosas. Es exigente y le gustan los cosas bien hechas, cualidad que a mí me beneficia porque soy puntilloso con la confección y ello me obliga a superarme técnicamente", indica.
El tercer y hasta la fecha último encargo de Rodrigo Cuevas sigue la línea del anterior, un conjunto formado por un pantalón de inspiración hindú, flojo, transformable y de color gris, y un chaleco y montera en polipiel con volumen y estructura geométrica, describe Constantino Menéndez. Estas prendas fueron confeccionadas para el concierto homenaje a Víctor Manuel, celebrado en Mieres en junio.
Cuevas no es el único cliente perteneciente al mundo artístico del diseñador de Pillarno. También ha realizado el vestuario y la escenografía para la gira "Suena la mina", de Marisa Valle Roso, e igualmente para el espectáculo infantil que dirige Ana Morán e interpreta Olga Cuervo. Asimismo, ha trabajado para Marina San José, hija de Víctor Manuel, y el poeta Alberto Claver.
Actualmente, Constantino Menéndez, que ya creó una colección de ropa de niño, prepara otra para el otoño protagonizada por su prenda estrella: el kapöt, que se puede utilizar tanto como chaleco, vestido o falda. "Hice una, la moví por las redes sociales y comencé a recibir encargos", manifiesta este polifacético castrillonense que confiesa preferir idear más que producir y al que le gusta diseñar para el mundo del espectáculo porque "transmites emociones". Su mayor satisfacción en este proceso creativo es "que la gente disfrute con lo que hago. Mi alegría está en el proceso y una vez terminado me desprendo del producto para verlo como algo ajeno".
