¿Creían que las fiestas de San Agustín habían terminado? Nada más lejos de la realidad. Las actividades deportivas de los festejos enfilan sus últimos coletazos estivales con las celebración del torneo de billar más esperado de la región. El trofeo de billar a tres bandas de San Agustín se juega estos días en el Centro de La Habana de Avilés. Un emplazamiento al que no le falta ningún detalle para que los jugadores se sientan como en casa. Ayer y hoy se juega la fase de grupos, mientras para el sábado se espera el plato fuerte de las semifinales y la gran final.

Este torneo lleva 16 años celebrándose en el mismo sitio. Al entrar en el tercer piso del Centro Asturiano de La Habana, tres mesas de billar esperan a los mejores jugadores de Asturias. Pero este torneo tiene una peculiaridad. Las mesas no son las tradicionales de cuatro esquinas donde hay que embocar la bola en una de ellas. "Es algo diferente al habitual. No puedo decir que sea más complicado pero sí es verdad que tiene su dificultad", empieza a relatar José Ruiz, miembro del comité organizador y uno de los mejores jugadores de billar que ha dado la región en la última década.

En este torneo se juega con tres bolas. Una amarilla, otra roja y otra blanca. No hay las típicas bolas de colores de los llamados billares "americanos". Y falta un símbolo: la bola negra. La mesa también es diferente a las habituales. Las cuatro esquinas que componen el tapete no tienen huecos para introducir las bolas. Se juega de otra manera, y ahí reside la gracia del divertimento. "En este juego la clave está en hacer carambolas, es decir, que la bola rebote tres veces en la mesa antes de darle a otra bola. Es bastante divertido", prosigue José Ruiz.

Ángel Albir Rañón mira fijamente a la bola. El taco -así se denomina el palo de madera de los jugadores- ni se mueve. Lo sujeta de forma firme. Intenta una jugada maestra. Su bola rebota cuatro veces en los lados de la mesa pero no lograr rozar otras bolas. Se lamenta. Es una jugada perdida y no le quedan muchas. Según José Ruiz, el que llega a 25 carambolas gana la partida. Sin embargo, cuando los jugadores llegan a 30 tiradas el juego termina, y se tienen en cuenta quien lleva más carambolas. Son partidas largas. "Más o menos pueden durar una hora. Son bastante largas pero no nos aburrimos", dice Ruiz, que todavía no ha jugado su partida.

Esta edición del torneo es una de las que más tirón ha tenido. Compiten veinticuatro jugadores de toda Asturias y siete son avilesinos. Son seis jugadores más que la pasada edición. Dos jueces, uno en cada mesa, se encargan de vigilar en todo momento que no haya ninguna irregularidad. Todo ello, en un ambiente casi melancólico. Luz tenue y los participantes ataviados con uniforme: pantalón negro y polo.

La modalidad de billar a tres bandas requiere habilidad. "Los jugadores entrenan muchas horas al día y hacen falta años para ser 'correcto', ya no digo para ser bueno, sino para tener un nivel aceptable para competir", dice Ruiz. En este trofeo no hay premios en metálico, solo trofeos. "Jugamos así para que no se desvirtúe la competición", finaliza el organizador. Los avilesinos que piensen que San Agustín ha bajado el telón, pueden todavía embocar las últimas bolas.