La primera mermelada que elaboró en su taller de Lladreo, en Mieres, el joven artesano Iván Noriega Ávila, fue de arándanos. En su corta, pero no por ello menos fructífera carrera en el mundo de la artesanía alimentaria, ya ha logrado introducir poco a poco en el mercado unas mermeladas que destacan tanto por su forma de elaboración y calidad del producto final como por el mimo y el cariño con el que son presentadas.

La importancia de comprar a diario la fruta en el mercado, así como realizar el proceso de esterilización mediante el tradicional baño María, son dos de los aspectos que Iván Noriega destaca dentro del proceso artesanal. «Con el baño María hago un tratamiento térmico más prolongado, a una temperatura inferior, con el objeto de que las propiedades de la fruta no se alteren y que, además, conserven toda la intensidad de sus colores y una consistencia agradable al paladar», afirma este joven que les ha puesto a sus mermeladas el hombre de su hijo y del padre de Carmen, su mujer: «Don Ramiro».

Telas de vivos colores cubren la tapa de unas mermeladas donde el elaborador combina tradición y modernidad en una mezcla de sabores que sorprenden. Tal es el caso de la mermelada de plátano y galleta, de manzana y kiwi, pimiento rojo o de manzana con sidra natural. No faltan tampoco la mermelada artesanal de arándanos, de pasas o de piña.

Iván Noriega es un amante de la montaña y el senderismo, y siempre que puede se escapa con su familia a recorrer Asturias y disfrutar de una de sus pasiones: la fotografía. Así, recomienda desde esta página conocer uno de los valles con más encanto del Principado: el de Cuna y Cenera, en Mieres.

Bosques de castaños y praderías se mezclan con pueblos singulares donde no faltan hórreos y paneras de gran antigüedad, casonas y palacios, pomaradas y caleyas por donde perderse unas horas y disfrutar de un valle generoso y guarecido por los cordales de Cuba y Segá, la sierra de Diego y la sierra de Gallegos, que se puede conocer, bien a pie, bien en coche. En el segundo caso se accede en el kilómetro 6 de la A-66 por la carretera local MI-4.

Existe igualmente una ruta senderista que comienza a la entrada de Cenera, en un camino carretero a la entrada del barrio del Molín. Pertrechados de buen calzado (es habitual encontrar zonas de barro), y conocida como PR-AS 39 (Mieres), es ésta una ruta considerada de montaña. Con una duración aproximada de cinco horas y media, el recorrido es Cenera-Foz-La Segá-Campa Tío Vicente-Villar de Gallegos-Cenera.