Abu Dhabi, el mayor de los Emiratos Árabes y uno de los principales países productores de petróleo del mundo, ha invertido casi 20.000 millones de euros en desarrollar Masdar, la primera ciudad libre de emisiones de carbono del mundo, todo un canto a la ecología y el desarrollo sostenible.

El proyecto ha sido elaborado por el arquitecto británico Norman Foster. La urbe tendrá capacidad para albergar a 50.000 personas. Foster ha confesado que es el gran sueño de su vida. Culmina una carrera plagada de éxitos y sobre todo supondrá la puesta en práctica de numerosas técnicas para ahorrar energía y evitar la contaminación.

Masdar está pensado como un pequeño municipio en medio del desierto, muy cerca del aeropuerto internacional de Abu Dhabi. Además de servir de gran barrio residencial será un centro para la investigación académica y corporativa sobre nuevas tecnologías no contaminantes destinadas a producir energía. En la ciudad, que tendrá casi 6 kilómetros cuadrados, y paredes para protegerla de los vientos del desierto y los ruidos del aeropuerto, no circularán coches.

Por eso, la población algo más pequeña que el área histórica de Venecia, podrá permitirse el lujo de contar con calles peatonales angostas, similares a las de la ciudad italiana, cubiertas por techos fabricados con paneles fotovoltaicos. El agua será suministrada por una planta desalinizante de agua de mar que funcionará con energía solar. Las frutas y las verduras para el consumo de los habitantes se cultivarán en invernaderos cercanos. Todos los desechos se reciclarán.

Foster se ha fijado en el modo en cómo se adaptaban los antiguos emplazamientos a sus entornos. Los edificios se apiñarán como en una «Kasbah» y el sistema de refrigeración procederá de torres eólicas que recogerán las brisas del desierto y expulsarán el aire caliente. Ningún edificio superará las cinco plantas de altura y la ciudad estará orientada de Noreste a Suroeste para obtener un equilibrio óptimo de luz solar y sombra. Será una especie de ciudad antigua construida con las últimas tecnologías. La mayoría de las carreteras tendrán sólo tres metros de ancho y 70 de largo. Nadie se encontrará a una distancia superior a los 200 metros del transporte público y las calles darán a plazas con columnatas y fuentes. La zona padece tres meses de calor extremo y el resto del año es bastante húmeda. La primera etapa del proyecto incluye la construcción del Instituto de Masdar, un centro de investigación universitario asociado al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). El precedente director de Masdar es Arcosanti, la ciudad ecológica en el desierto de Arizona, que data de hace tres décadas.

El fuego olímpico, sin salir de casa

La nueva chimenea «Olympiq», llamada así por su aspecto parecido a la antorcha olímpica, produce fuego pero sin humo. Utiliza 50 gramos de madera en vez de 2 kilos, y genera 5 kilovatios de calor, suficiente para asar a la parrilla y cocinar al aire libre. Usa una madera que se quema con tecnología destinada a las zonas rurales de India y África. También sirve de parrilla.

El piloto frustrado enseña su vida

Sir Norman Foster (Manchester, 1935) quería ser piloto pero se quedó en arquitecto. Tiene 75 años y ha sobrevivido al cáncer. Fue premio «Príncipe de Asturias» de las Artes en 2009 y desde hace unos días sus admiradores pueden descubrir aspectos desconocidos de su vida en el documental «How much does your building weigh, Mr. Foster?». La película es una producción de su esposa, Elena Ochoa, con derecho al tratamiento de lady. Muestra momentos en familia. A la psicóloga española le costó convencer a su marido, pero se salió con la suya.

Cuchillos que cortan en el aire

Un buen juego de cuchillos resulta imprescindible en la cocina. Lo sabe bien el maestro japonés Takeshi Saji, todo un experto en cortes precisos. Es conocido en su país por los machetes de caza que forja a mano en su taller. Y desde hace unos meses causa furor en Europa con los cuchillos Nenohi, que según Saji es capaz de cortar un pelo en el aire.

Algo tendrá el cuchillo, capricho de chefs y aficionados a la alta cocina con posibles, porque cuesta 1.100 euros y, por lo visto, se vende como rosquillas. De todos modos, la colección incluye modelos más asequibles, como el Santoku, de hoja ancha y afilada, que puede adquirirse por 280 euros.