El Dry Martini es un cóctel sutil, potente y maravilloso. Insuperable cuando las medidas respetan su condición esencial: un trallazo frío y fulminante de buena ginebra, un leve golpe de vermut seco, apenas una insinuación, corteza (twist) de limón y una aceituna. Los ingredientes es necesario agitarlos con hielo cinco veces en una dirección y otras tantas en la inversa.

Y ahora viene el objeto de la discusión. ¿Coctelera o vaso mezclador?, ¿agitado o simplemente revuelto? Para mi gusto, agitado, a fin de que el hielo rompa sin derretirse y reparta mejor el frío en la copa. «Shaken, not stirred», como solía decir James Bond. El célebre personaje de Ian Fleming prefería la vodka a la ginebra como ingrediente alcohólico principal; de esa manera se popularizó el vodkatini. Agitado, no revuelto.

Todo es discutible en el Martini. Hasta el nombre del cóctel, que se ha relacionado con el vermú seco de Martini y Rossi. Sin embargo, circula también la historia de que el combinado lo inventó en la primera década del siglo XX un barman llamado Martini, del hotel Knickerbocker, de Nueva York, para uno de sus parroquianos más ilustres, John D. Rockefeller. En el legendario Knickerbocker, de Times Square, vivió largas temporadas el gran Enrico Caruso.

El vermut, Martini Extra Dry o Noilly Prat, se ha convertido en la anécdota, aunque aporta una gota de sutileza al famoso cóctel: es la sombra de la ginebra. Luis Buñuel, un profesional del Dry Martini, dejó su testimonio acerca de esta bebida en la biografía El último suspiro. «Básicamente se compone de ginebra y de unas gotas de vermut. Los buenos catadores que toman el Dry Martini muy seco, incluso han llegado a decir que basta con dejar que un rayo de sol pase a través de una botella de Noilly Prat antes de dar en la copa de ginebra». Otros se limitan a rociar los cubos de hielo con el vermut.

Pero la sentencia verdaderamente maximalista acerca de la utilización del vermut en el combinado pertenece a otro de sus devotos: Winston Churchill. Para el ex «premier» británico, la fórmula acertada consistía en combinar la ginebra, Gordon's o Boodles, con el hielo mientras la botella de Noilly Prat observa desde el otro lado de la habitación, from across the room.

John Doxat, experto en este combinado, acepta que la esencia del Dry Martini es su sequedad, como el nombre indica. Cree que una proporción de uno a siete, vermut / ginebra es la más adecuada. Hemingway defendía las 15 partes de ginebra por una de vermut, en homenaje a la teoría del mariscal Montgomery de que no había que entrar en combate hasta tener una superioridad así sobre los alemanes. Resulta complicado incluso hacer dos Martini seguidos y que sepan igual, no ya por la proporción, sino por el grado de agitación o la misma temperatura.

La temperatura es fundamental. Por eso hace falta agitar bien los ingredientes y utilizar hielos rocosos con el fin de evitar que el cóctel se empape de agua. «No hay nada peor que un Martini mojado», decía Buñuel. El cineasta aragonés se preocupaba de poner un día antes en la nevera la ginebra, las copas y la coctelera.