Ayalga, en la mitología asturiana, tiene varias significaciones, pero en el caso que nos ocupa y para referirnos a Enedina García Fernández nos quedamos con la que define a una ayalga como «un tesoro oculto». Desde muy joven ayudó a su madre, Generosa Fernández, en aquel entonces en un barín donde empezaron a servir «cuatro vasinos de vino y poco más. También cocinábamos pote. ¡Ay, cómo era la vida de antes! Fuimos pobres pero también muy felices, porque nos conformábamos con lo que teníamos», dice esta mujer que, en su cocina del bar Casa Generosa, en Pedroveya, y al mismo tiempo que habla, se levanta para atender una pota, servir un pincho de chorizo, darle al camarero unas servilletas o comprobar si ya se han hecho las patatas.

Han pasado ya 61 años desde que se abrió el bar, y hoy, jubilada, hace tiempo que entregó el bastón de mando a su hijo Rubén García, quien atiende el local con el mimo y la preocupación por el cliente que le enseñó su madre. «Tengo unos hijos muy buenos, tanto Rubén, que es quien ahora lleva todo esto, como el hermano, Luis Ángel, que siempre que le necesitamos viene a echar una mano». Se emociona Enedina cuando habla de la familia, de la madre, de los clientes: «No puedo más que darles las gracias a todos, porque si no fuera por ellos, ¿qué sería de nosotros?». Y es que a esta mujer poderosa y luchadora le gustan el contacto con las personas, el trato directo, la charla con el café y, por supuesto, las cartas y las fotografías que le envía la gente días después de haber comido en su local, algo que la emociona al recordarlo.

A los 25 años compartía las labores de la cocina con su madre y elaboraba con ella unos platos que forman parte de la historia de la gastronomía quirosana. No sólo hoy, hace ya años que casi todo el mundo que hace la Ruta de las Xanas la empieza o la termina comiendo en Casa Generosa, en Pedroveya, con una capacidad para 90 personas en el interior y 40 fuera.

Y es que Generosa y ruta van unidas sin discusión posible. Allí, en su bar de pueblo de toda vida, junto a dos hórreos bajo los cuales se puede comer, Enedina o Generosa, Generosa o Enedina, ofrece el menú asturiano que le ha dado fama: pote, fabada, cabrito y ternera guisada. A veces también hay cordero o callos, y los viernes, patatas rellenas de picadillo o carne. Y de postre, todos caseros, están, por ejemplo, la tarta de yema, de turrón, de fresa y o de la abuela. Todo muy rico, impecable, cocinado sin prisa y con cariño para unos clientes que considera su familia.

Para llegar a Casa Generosa por carretera hay que ir a Soto de Ribera, desde allí cruzar Argame y continuar hacia el embalse de los Alfilorios. En la carretera pronto verán los indicadores de Peñerudes/Pedroveya. También pueden ir caminando por la Ruta de las Xanas, rubias ninfas que en el río custodian tesoros de oro. Eso, en cuanto al río, porque en Pedroveya lo que sí tienen es una auténtica ayalga. Y se llama Enedida. O Generosa. Como quieran.

Patatas rellenas de picadillo de Casa Generosa. | ana paz paredes