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Carnavales 2017

El comité central

"Al principio de los tiempos éramos 'La Faragaya'. Luego nos llamamos 'La Pecera' y ahora, la Cofradía", apunta Siñeriz. "Los primeros años bajábamos en artilugios con temática marinera", comenta "Chupito", veterano del lugar, bebedor de chupitos. "Por eso me pusieron el nombre", aclara. Él fue el protagonista de otra de las anécdotas de la fiesta. "Terminamos de hacer el artilugio en el pabellón de La Magdalena. Tiramos para Galiana y empezamos a buscar a 'Chupito'. No estaba. Pensamos que se había pirado para no empujar la cosa. No lo encontramos porque le habíamos pillado e iba dentro de la carroza", cuentan sus compañeros. "Me curaron pronto", aclara. "No me pasó nada, eh", apostilla el aludido. Historias de treinta años de fiesta tienen a paladas. De un tiempo a esta parte, además, han empezado con el contrato de relevo: las ausencias empiezan a ser cubiertas."Tamos mayaos, pero de fiesta", subraya Teo Siñeriz todo orgulloso. Es natural, es el archivero de la organización. Y ese es un cargo de primera magnitud.

El Antroxu d'Avilés vive esta noche la coronación de los reyes del Goxu. Ahora se les elige democráticamente. Esta forma de elección no gusta demasiado: la tradición dicta que los reyes de un año designen a los reyes del siguiente. Tampoco gusta cuando en su día se cambiaron las bases del Descenso para evitar los coches de desguace: descendieron los integrantes. Ha habido años de dos centenares de naves.

Los equipos ultiman sus carrozas en la nave de la ría. El objetivo es ganar el premio. "Antes sólo era bajar, sin competición", aclara José María Herrero, Herrerín, otro elemento histórico de la fiesta más grande de todas. Mientras posan, los compañeros no usan los esprais de poliespán. "Cuidado, que se te pega a las gafas", alertan todos los cofrades, casi a coro.

Son muy serios con las cosas de la fiesta. Empezaron a mediados de los ochenta en distintas organizaciones que, como la Santísima Trinidad, confluyeron en un solo ser verdadero. En 1988 había una Unión Soviética y en el Reino Unido Margaret Thatcher declaraba su devoción a Reagan.

Los cofrades del Santo Entierro son fieles a las esencias. Son los encargados de cerrar las fiestas, pero también de anunciarlas. Lo hacen cuando faltan cien días, cincuenta, una semana, un día... "No había dinero para publicitar el Antroxu y nos plantamos en el Congreso de los Diputados", recuerda Rodríguez. Salieron hasta en el telediario.

Son antroxos Gran Reserva y en esta calidad deberían ser reconocidos: no se pierden nada. Ni el Descenso, ni el concurso de murgas, ni las noches por los bares, aunque últimamente son más de la hora del vermú.

Tras posar para la posteridad, se enfundan el mahón y se ponen a darle al pegamento, a la soldadura... "Ahora nos dan el material en el Ayuntamiento y nos prestan el sitio para levantar la nave", cuenta "Chupito". "El diseño de este año es muy sencillo, no estamos para locuras", aclara Siñeriz. El artilugio es un barco "y hala ya está". El año pasado presentaron una catapulta espectacular. No ganaron. El nivel de las carrozas cada año que pasa crece de manera desorbitada.

"Lo que tenemos que hacer es componer las coplillas del Testamento de la Sardina. Este año está chungo: el cuñado del Rey, la concejala... ¿Y qué ponemos más?", se pregunta Teo Siñeriz. Herrerín, vestido de general, es quien corresponde presidir el desfile del próximo Miércoles de Ceniza: sardinas arenques, vinos y fuegos artificiales. "Apúntelo usted, señor escribano, apúntelo usted", se ríen.

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