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Tres décadas de buena murga en Gijón

"Si no se está en una charanga, no vives el Antroxu de ninguna manera. Hay que participar para disfrutarlo", aseguran los más veteranos de las agrupaciones que animan el Carnaval gijonés

"Xareu n'el Neru". Juan Plaza

Se necesitan para lucir en conjunto, pero también existe entre ellas una cierta piquilla. Respiran en común un ambiente cordial, pero no por ello guardan, en el trato de unas con otras, cierto secretismo. Comparten un grupo de whatsapp, quedan para cenar, y se reúnen para una foto grupal, pero aún así mantienen un sereno distanciamiento. "No es un ambiente tan sano", sonríe Gustavo Rodríguez, que lleva años en la charanga "Los Restallones", de Gijón. Este veterano del carnaval local es consciente, sin embargo, de que navegan todos en el mismo barco: "Es que sin las charangas no habría Antroxu. Somos el alma de la fiesta. Hay una relación cordial entre todas, luchamos por lo mismo, mantenemos un ambiente muy cordial, pero al final no deja de ser una competición", destaca el componente de "Los Restallones", una de las once charangas de este Antroxu que deleitará mañana y el domingo al público del teatro Jovellanos, y que hasta el martes animarán las calles de Gijón.

El Concurso de Charangas del Antroxu cumple este año tres décadas. LA NUEVA ESPAÑA ha reunido a los componentes más veteranos, y algún joven infiltrado, en la plaza del Marqués, junto a la estatua de Pelayo, al que disfrazarán hoy, después del pregón del Antroxu, como marca la tradición. Las sardinas, que este año son siamesas, les sirven de anfitrionas en esta reunión, en medio de un ambiente muy carnavalero, porque el Antroxu lo inician las charangas ya en septiembre, con los preparativos del vestuario, coreografías y letras para sus representaciones. "Si no estás en una charanga no vives el Antroxu de ninguna manera. La preparación, desde cuatro meses antes, los nervios, los ensayos.... Hay que participar para disfrutarlo", comenta Maribel Rodríguez, de "Los Acoplaos".

Llega el gran día. "Se disfruta absolutamente todo; hasta que llega el concurso tienes los nervios a flor de piel y te come el gusanillo", comenta Isa Rodríguez, de Los Tardones, que acumula ya una doce años actuando en el Jovellanos. "El caso es pasarlo bien", resalta Felipe Allende, que ha participado en 23 fiestas de carnaval en Gijón. "El Antroxu es gracias y por las charangas. Si nos vamos, se muere", añade.

Aunque las letras son fundamentales a la hora de intentar ganar el concurso de charangas, sin un vestuario original el triunfo se antoja difícil. "No buscamos ir de fantasía, sino de un disfraz que nos motive y dé vidilla, porque en grupo pierdes la vergüenza y lo disfrutas más", explica Toni Blanco, componente desde hace 18 años de "Perdíos de los Nervios". Y otro factor fundamental es la coreografía. "Nos gusta esforzarnos mucho en la parte del baile", relata José Menéndez, de 65 años, y con 18 de experiencia en "Xareu n'el Ñeru", que tiene claro que la edad no es un inconveniente para disfrutar: "Al que le guste la juerga, el cachondeo tiene que probar en una charanga".

Quien prueba queda enganchado y el momento de retirarse nunca acaba de llegar. Así le pasó a Vicente Rodríguez, que lleva 34 años con "Los gijonudos", que vuelve a concursar este año después de un cuarto de siglo sin hacerlo.

Al final el Antroxu cambia si se vive desde dentro de una charanga. "No es lo mismo participar en un grupo que ir de miranda", comenta María Jesús Fernández, de "Tracaná". "La emoción de salir, actuar y disfrutar del desfile no tiene comparación", afirma en la misma línea Yolanda Agulla, de "Folixa pa tos".

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