Lo llaman "MonsterVerse". Un universo cinematográfico creado por Legendary Pictures, en asociación con Warner Bros. y Toho, en el que monstruos gigantescos pueblan la Tierra, llevando con ellos la destrucción en cualquier lugar en el que atracan. Colosales agentes del caos cuyos nombres son de sobra conocidos: Godzilla y King Kong. Estos dos iconos del cine son los pilares del "MonsterVerse", cuya primera piedra se colocó tres años atrás, con el estreno del Godzilla dirigido por Gareth Edwards. Ahora, la multifranquicia cobra forma con la presentación de Kong: La isla Calavera, el retorno del gorila gigante bajo la dirección de Jordan Vogt-Roberts. Un filme que actualiza el relato original, estrenado 84 años atrás, al someterlo a otros referentes culturales y visuales, y que prima el espectáculo frente a lecturas más profundas.
La película original, dirigida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedshack (con la inestimable ayuda del maestro de los efectos especiales Willis O'Brien) y estrenada en 1933 era, en primer término, un retrato de la Gran Depresión. No en vano, la primera aparición de la heroína, la Ann Darrow a la que encarnaba Fay Wray, la mostraba robando una manzana. El filme partía así del presente para reforzar el impacto que tendrá la aparición del monstruo, de lo fantástico, en el Nueva York de la época. Porque la "Gran Manzana" será el otro escenario del filme, además de la mítica e inexplorada isla en la que Kong impone su dominio a hombres y dinosaurios.
King: La isla Calavera renuncia a otro escenario y centra la acción en la patria de Kong, desplazada desde el Océano Índico donde se situaba originalmente hasta el Pacífico Sur. Además, renuncia a situar el filme en el presente para desplazarlo hasta la década de 1970. Una decisión que dota al filme de un premeditado aire "retro" que se percibe en una enérgica banda sonora y propicia la conexión con la guerra de Vietnam.
Esta referencia no es casual, y remarca la herencia cultural en la que se inscribe el filme. Si el primer King Kong proponía una revisión confesa de "La bella y la bestia", el referente de Kong: La isla Calavera es, además del filme original, Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), al que incluso se homenajea en uno de los carteles promocionales de la película.
Vogt-Roberts, de hecho, va más allá y bucea en las fuentes de su referente, singularmente en la figura de Joseph Conrad y su "El corazón de las tinieblas". No es casual que el héroe del filme, al que interpreta Tom Hiddleston, se llama Conrad, y en l la misteriosa isla habita un náufrago, interpretado por John C. Reilly, que responde al nombre de Marlow, como el protagonista del relato original.
Estas referencias, no obstante, son superficiales. Sea por una decisión premeditada de Vogt-Roberts sea por las imposiciones de la productora, la huella de Joseph Conrad se queda únicamente en una dimensión referencial, y la película carece de la profundidad psicológica y de la precisión al crear a los personajes del genial novelista. Antes al contrario, Kong: La isla Calavera lo supedita todo a la acción, un pirotécnico banquete de efectos especiales y secuencias espectaculares en el que el único rol que importa es el del gigantesco gorila.
Porque en la isla Calavera Kong es el rey, el auténtico protagonista de un filme de cuyo éxito depende el recorrido del "MonsterVerse". Si todo va como la productora espera, Godzilla volverá a las pantallas en 2019, en un aperitivo de su colosal enfrentamiento con King Kong, previsto para 2020. El año en que los monstruos dominarán la Tierra.
