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Un camino entre pucheros

Guisos en tierra belmontina

El bar restaurante La Llonga, en San Bartolomé de Miranda, es un local entrañable y auténtico donde Gloria Menéndez se mantiene fiel a la cocina de siempre y al trato directo con el cliente

Guisos en tierra belmontina

Entrar en el bar restaurante La Llonga, en la localidad de San Bartolomé, en el concejo de Belmonte de Miranda, es una auténtica gozada para los que buscan esos barinos de siempre por los pueblos de Asturias, que no sólo no han perdido su identidad sino que se enorgullecen de conservarla.

Gloria Menéndez Suárez, la cocinera y alma mater del local, que abre sus puertas cada día a las seis de la mañana, dice que el suyo "es un barín de pueblo de los de toda la vida y que cuenta, además, con estanco", matiza.

En la zona del chigre, junto al vecindario que acude a La Llonga, está su marido, José Manuel Rodríguez Antomil, gran conversador y un enamorado de su tierra. "Me gusta charlar con la gente, aquí nos conocemos casi todos, es muy familiar", señala él, mientras que Clara García Suárez, eficiente camarera que atiende tras la barra y en el comedor, le sirve el primer café de la mañana.

Junto a ellos, el rey del río, el salmón, es el otro protagonista de este sitio, estando presente en cuadros, artículos de prensa, fotografías e inclusive una talla de madera, entre otros. Y es que el nombre de este bar, tal y como explican sus propietarios, "es el del pozo salmonero que está frente a nuestro bar. El edificio data de 1928, cuando abrió con el nombre de Casa Basilisa. Era básicamente una tienda de ropa y tenía también servicio de autobús. Cerró durante la Guerra Civil y luego reabrió como tienda de ultramarinos y de alquiler y arreglo de bicicletas. Cambió de dueño a partir de 1949, cuando pasó a llamarse Casa Tomás. En 1984 lo cogimos nosotros y aquí llevamos casi 33 años", dice José Manuel.

Tiene un menú a 15 euros, con tres primeros, tres segundos y varios postres a elegir, de lunes a domingo. Entre algunas de las elaboraciones por las que es conocida esta mujer, cuya pasión por la cocina se nota en el resultado final que se sirve en la mesa, están el marmitako de salmón, pote, fabada asturiana, ensalada de quesos asturianos o con jamón y cecina, carne guisada al modo tradicional con patatas y champiñones, chosco, callos, patatas rellenas de carne, arbeyos con jamón o diversas carnes. Por encargo también realiza todo tipo de elaboraciones. En su carta tiene sugerencias como el cachopo con jamón serrano y queso cabrales o con cecina y queso de cabra, el plato de la abuela, con variadas combinaciones como huevos y patatas con chorizo, picadillo, chosco, lomo, pollo, chuleta o filete, sin olvidar las tapas de todo tipo ni los bocadillos, como el de carne, chosco, lomo o pollo. En postres hay arroz con leche, tarta de queso, frixuelos y cuajada.

Mientras se espera para comer, la vista se entretiene con cuanto figura en las paredes de la zona del chigre y anima a llevarse para casa: sidra casera, fabes, pan, miel, artículos de pesca, navajas de Taramundi, gorros de agua, llaveros o cualquier producto de su estanco. Entre los carteles también figura uno donde pone que no se admite el pago con tarjeta de crédito. Cierra los jueves. Tiene aparcamiento. No da cenas, excepto por encargo y a partir de un mínimo de diez personas.

Con capacidad para veinticuatro comensales, el fin de semana es mejor reservar en el 985762242.

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