Entre los meses de septiembre de 1936 y octubre de 1937, las sierras de El Pedrosu y Bufarán (en el límite entre los concejos de Las Regueras y Candamo) fueron protagonistas en primera línea de algunos de los episodios más notables de la Guerra Civil en la región.
Ambas sierras constituyen uno de los principales cordales prelitorales del centro de Asturias y fueron durante la contienda un enclave importante del frente asturiano, al formar una cuña de gran valor estratégico entre los frentes del Nalón y el pasillo de Grado, un corredor de comunicación con Oviedo que los sublevados defendían a muerte y que los republicanos pretendían romper por el desfiladero de Peñaflor, que era el flanco más débil.
Fue allí donde se llevó a cabo la última ofensiva republicana en el norte de España, el 1 de agosto de 1937, que dejó sobre el campo de batalla más de seiscientos cadáveres en una sola jornada.
Hoy en día, el recorrido que va hacia el Pico La Cotera está plagado de construcciones de aquellos tiempos, que permiten realizar una completa recreación histórica de las batallas que se sucedieron en la zona.
Hacia el Alto de la Reigada. El itinerario comienza en el primer aparcamiento que se encuentra en la carretera que sale del Alto de la Reigada y que se dirige al área recreativa de la Degollada, justo en el cruce de los caminos que van al área recreativa y a la carretera que desciende al pueblo de Cogollo, respectivamente.
Desde el aparcamiento es necesario dirigirse hacia el Alto de la Reigada, desde donde se ve casi inmediatamente una fortificación circular donde se ubicaba una batería de cañones en el lugar conocido como "las baterías del Alto los Cañones"
Puntos de acceso. Se compone de cuatro casamatas que, como todas las de su clase, han sido despojadas de las cubiertas para aprovechar la viguería metálica que las reforzaba. Dos de las casamatas están prácticamente destruidas; las otras dos conservan buena parte de la obra, presentando, una de ellas, al menos, un repuesto subterráneo que hoy se encuentra casi completamente colmado de tierra. Se conservan bien marcados los cuatro trincherones por los que las piezas accedían desde la carretera a las casamatas.
Nidos de ametralladoras. La ruta prosigue por la carretera hasta un camino que sale a la izquierda y asciende ligeramente en medio de los pinos, aunque con bastante maleza. Al cabo de unos metros la senda da un giro pronunciado a la derecha para poco después volver a dar otro giro a la izquierda. A unos 500 metros aparece a la derecha un nido de ametralladoras circular hecho de hormigón, dispuesto en un saliente y cuya función sería la de puesto centinela y observatorio. Este nido se sitúa como extremo de una gran zanja en la que se aprecian los refugios excavados para protección de sus ocupantes en caso de ataque de aviación o artillería. En el otro extremo de esta zanja una excavación circular debería albergar un segundo nido que no llegó a construirse. Se trataba de un emplazamiento para arma automática, que batía la carretera de Avilés a Grado, cruzando su fuego con otro nido similar situado en el extremo opuesto en las alturas de Romió. El acceso al nido se practicó a través de una cavidad excavada en roca. Se encuentra al extremo izquierdo de una trinchera con algunos refugios cavados en su parte trasera. Poco después existe una gran trinchera excavada, llamada "Trincherón de las Fontes" debajo del Pico Abariego y desde donde se obtienen unas excelentes vistas de ambos lados del Alto la Reigada, así como Avilés y parte de la costa.
Controles de carreteras. Desde allí el fuego se cruzaba con los de otras obras existentes en los altos, al otro lado del valle para interceptar la carretera entre Grullos y Avilés. Dispone de refugios excavados en la gola, un nido de ametralladoras en el extremo izquierdo del trincherón y un pozo realizado, sin duda, con la idea de construir otro nido en el extremo derecho, preparado para emplazar una máquina.
El Gorfolí a la vista . Al final del emplazamiento la senda da un giro a la derecha que en ligero ascenso lleva al final de una pista, desde donde se divisa una excelente vista de esta parte del concejo de Candamo. Es necesario seguir por ella hasta encontrar los molinos que sobresalen sobre el pinar. Al poco aparece un cruce hacia la izquierda que en una cómoda y corta subida lleva hasta el Pico la Cotera. Desde la cumbre se aprecian magníficas vistas del Pico Gorfolí, plagado de antenas, así como de toda la costa de Avilés. En la ladera este se encuentra el trincherón de la Linar.
Entre los parques eólicos. Los pasos de los caminantes vuelven de nuevo hacia el cruce, para seguir de frente por la pista del parque eólico que pasa junto a los molinos. A la altura del primer equipamiento hay que dirigirse a la explanada que en su lado este alberga una red de trincheras y el nido de ametralladoras de las Fontes, que se encuentra inundado de maleza. Es necesario tener cuidado al aproximarse, por las trincheras que lo rodean, ya que es fácil caerse.
La gran trinchera que fue dormitorio. Delante del nido aparece una gran trinchera que tiene unas zonas excavadas, antaño cubiertas, que servían de lugar para dormir y descansar. Una vez visitada no queda más que continuar por la pista realizando una última parada en la falda oriental de Los Cuetos. Allí espera el último trincherón similar a los anteriores aunque sin finalizar en alguno de sus tajos. La infraestructura se sitúa un poco antes de llegar al tercer molino, y a unos 200 metros de la pista. De vuelta a la pista el camino sigue unos metros hasta llegar junto al aparcamiento del Alto los Cañones donde los coches esperan con paciencia y disciplina casi militar, el regreso de los montañeros.
