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El hombre que negaba el horror

"Negación" sufre por una realización plana y un error de casting

El hombre que negaba el horror

Qué pena que un asunto tan importante haya dado lugar a una película insignificante. Bienintencionada, eso nadie lo discute, pero de guión esquemático, realización plana y un error de casting monumental. Es evidente que encargarle un trabajo como éste a un director que tiene entre sus créditos "El guardaespaldas" o "Volcano" ya supone partir de muy abajo, pero nadie podía esperar que un guionista tan experimentado como David Hare se quedara tan en la superficie a la hora de contar el histórico juicio que enfrentó al ¿historiador? David Irving -un antisemita fascinado por la figura horrenda de Hitler y un tipo que negaba la existencia del holocausto- con su colega Deborah E. Lipstadt, que no estaba dispuesta a pasar por alto esa aberración intelectual. Y el actor equivocado es Timothy Spall, excelente profesional pero que da a la figura siniestra de Irving un aire casi cómico. Intrascendente, por momentos una caricatura. Por el contrario, Rachel Weisz y Tom Wilkinson están espléndidos y sus escenas juntos son lo mejor de una película en la que la tibieza del director desaprovecha momentos tan potencialmente conmovedores como la visita al campo de concentración (también cometerá el desliz de incluir un flashback breve de lo que allí pudo suceder, rompiendo y corrompiendo la pretensión de evitar el sensacionalismo que pretende Hare), y que se vuelve algo cansina en la recreación de las encorsetadas liturgias de la justicia inglesa. En cualquier caso, un título estimable aunque solo sea por recordarnos que siempre hay mentes envenenadas que intentan reescribir la historia a su nefasta conveniencia. En estos tiempos de la posverdad, ese recuerdo es imprescindible.

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