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Críticas

Persecución: imposible

"Fast & Furious 8" mejora las prestaciones de las anteriores películas de la saga y completa la evolución hacia el género de espías, en una entrega en la que brillan Dwayne Johnson y Jason Statham

Vin Diesel en una escena de la película.

Pocas sagas cinematográficas reflejan mejor la deriva del cine actual que "Fast & Furious", un delirio continuo de escorzos argumentales con los que engarzar las escenas de acción, tan hipertrofiadas como sus protagonistas. Armada a partir de clichés, con un fondo machista que trata de suavizar con la presencia de personajes femeninos fuertes, la franquicia oculta la simplicidad de sus premisas con la continua alusión a conceptos como la lealtad o, especialmente, la familia, que sirven de coartada a Dominic Toretto y sus compañeros de fatigas para sus continuos saltos a un lado y el otro de la ley.

Tras el "chute" que supuso para la taquilla la muerte de Paul Walker durante el rodaje de la séptima entrega (lo que disparó la recaudación mundial de "Furious 7" por encima de los 1.400 millones de euros), la franquicia afronta una suerte de reconversión hacia el cine de espías que, aunque ya estaba esbozada en anteriores entregas, en esta octava película madura por completo.

Si bien sus resultados no alcanzan las cotas de diversión de su quinta entrega -probablemente la mejor de la saga con su adrenalínica interpretación de los filmes de atracos perfectos-, "Fast & Furious 8" mejora las prestaciones respecto a los dos filmes precedentes, con una villana de altos vuelos a cargo de Charlize Theron y momentos especialmente brillantes como la estampida de los "coches zombies" (con guiño a "El incidente" incluido).

Con todo, los momentos más divertidos de la función son los protagonizados por Dwayne Johnson y Jason Statham, juntos y por separado, quienes aportan un saludable toque autoparódico a sus personajes. Algo que no impide que Statham haga un despliegue de facultades en un notable asalto final con referencias al mítico "Hervidero" de John Woo, cuya herencia también se deja notar en esas secuencias de acción con retazos de cámara lenta. En resumen: una entrega que no defraudará a los fanáticos de la saga y que, cuando menos, no aburrirá al resto.

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