La moda marinera, tal vez la única tendencia estética del mundo creada por ley, resurge de nuevo con la llegada del verano y aparece en camisetas, vestidos, anoraks de tejidos ligeros y hasta en los equipamientos más chic para la playa.
El origen de la ropa "navy" está en la célebre camiseta "Breton", nacida oficialmente por una ley francesa el 27 de marzo de 1858. La norma instituía la camiseta blanca con rayas azules como uniforme reglamentario de los marineros, a fin de facilitar la localización de los que cayesen por la borda. Fue entonces cuando la familia Legallais fundó un pequeño taller en el pueblo de Saint James, en la Bretaña francesa, para abastecer a la marinería de sus prendas reglamentarias.
Ahora esa camiseta forma parte del paisaje de playas, ciudades y pueblos de interior a lo largo de todo el año, y especialmente cuando llega el buen tiempo. La camiseta original presentaba 21 rayas, una por cada una de las victorias de Napoleón. El simple diseño se convirtió pronto en el estándar de las flotas navales y de los pescadores franceses y a principios del siglo XX se exportó a todo el mundo. El taller de Saint James se convirtió en una gran industria que adoptó como marca el nombre de su pueblo. Saint James, que se enorgullece de fabricar la auténtica camiseta bretona, también tiene el honor de haber inspirado a Coco Chanel, que en los años 20 del pasado siglo transformó la camiseta en un objeto de culto, al incluirla en sus colecciones. Este año la firma bretona colabora con la ya consolidada Ôbaba, para lanzar una colección de los fulares de playa que se sujetan con piquetas, realizados en finísimo algodón elaborado en Francia de forma artesanal.
A finales de los 50 y principios de los 60, las prendas bretonas se asociaron al movimiento de la Nouvelle Vague, gracias al estilo con el que la llevaron actrices como Jean Seberg en "À bout de souffle" y Jeanne Moreau en "Jules et Jim".
Décadas más tarde la camiseta blanca con rayas azules (aunque exista la versión de fondo azul con rayas blancas, no es lo mismo) ya se había convertido en una prenda megachic adorada por Audrey Hepburn, Pablo Picasso y Lou Reed.
