Llega el verano y un nuevo resurgir de los jardines y terrazas, que se convierten en una prolongación del interior de la casa. Este año se llevan los barnices oscuros en los muebles de exterior y el azul en todas sus declinaciones para vestir esas zonas que tanto se disfrutan cuando el tiempo acompaña. A la vez que cobran vida los exteriores también apetece dar un aire más fresco al salón. Si está decorado en tonalidades lisas, merece la pena introducir textiles con muchos colores. La combinación de rayas y flores siempre triunfa si se realiza de forma moderada.
Es el momento de sustituir las cretonas y terciopelos por algodones ligeros. Resulta asombroso comprobar el espectacular cambio que provoca un mero trueque de fundas de los cojines y, si es posible, de cortinas. El mimbre, que tanto se lleva este año, es un buen aliado para poner, por ejemplo, un cesto con revistas y libros cerca de un área de lectura. La mesita de café puede revestirse con un plaid que le reste solemnidad, y las pantallas de las lámparas pueden quitarse directamente.
Si las paredes necesitan un repaso no hay momento mejor para pintar en tonalidades claras. El blanco y la gama de los marfiles siempre son un acierto, junto con el gris y el azul claro, otras de las tonalidades más en boga en los principales estudios de decoración internacionales.
Un buen modo de dar nueva vida a la zona de estar estriba en guardar las alfombras hasta que la temperatura vuelva a bajar unos grados. En este punto es posible optar por alfombras o esteras de algodón o directamente prescindir de ellas, sobre todo si los suelos son de mármol u otros materiales resistentes. Las pequeñas mesas auxiliares o de centro de cristal crean un efecto liviano y facilitan la logística cuando hay una reunión en casa.
Los elementos vegetales también cobran protagonismo. El verde sustituye a las flores y los jardines se llenan de setos y macizos en los que las plantas aromáticas son las auténticas reinas. Espliego, tomillo y lavanda figuran entre las favoritas de quienes pretenden dar un toque muy especial al jardín o a las macetas de la terraza sin caer en excesos absurdos.
