La cuenta atrás para disfrutar de los primeros quesos de gamonéu del puertu, considerados la joya gastronómica de los Picos de Europa, ha comenzado. Los cuatro pastores que aún resisten en las majadas de Onís y Cangas de Onís dan forma estos días a las primeras piezas de la temporada que, tras una estancia en cueva para madurar, podrán comerse a partir de la segunda quincena de agosto.
Sólo unos pocos afortunados tendrán el privilegio de catar el codiciado manjar: las piezas de ligero sabor ahumado están vendidas antes siquiera de que les de tiempo a cuajar en el molde. Así lo asegura Covadonga Fernández Alonso, que elabora algo más de 11 kilogramos al día en la majada canguesa de Gumartini. "Tenemos clientes muy fieles y nos lo quitan de las manos. Aún así procuramos apartar unos cien kilos para participar en la Feria del Pilar de Cangas de Onís el 12 de octubre; un poco por mantener la tradición", explica la quesera de 59 años, que atesora varios premios y reconocimientos que dan cuenta de la gran calidad de sus piezas.
Son muchas las personas que desde primera hora de la mañana están esperando, en el certamen cangués, a que empiece la venta de piezas que van desde los tres hasta los nueve kilos y pueden ser partidas para que el interesado pueda probar y comparar los distintos sabores hasta encontrar el que realmente le guste.
"Los más sabrosos son con diferencia los quesos que se hacen con las primeras leches de junio", avisa esta vecina de Intriago.
La pastora resalta el carácter estacional de la producción en el puertu. Y es que el conocido como "oro blanco" de los Picos de Europa, que llega a cotizar los 38 euros el kilo en el mercado, sólo se fabrica de forma artesanal desde que las autoridades dan permiso para subir a pastos a la reciella -ganado menor- en junio hasta que caen las primeras nieves en octubre.
