Fernando Guillén Cuervo (Madrid, 1963) es uno de los actores más populares del momento. Esta noche (20.15 horas) estrena en el teatro Palacio Valdés el drama de David Mamet "Oleanna". Es su protagonista, pero también se le puede ver todos los días a media tarde en "Servir y proteger", en Televisión Española. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en la terraza del Lord Byron, a dos pasos del odeón donde trabaja estos días dando los últimos brochazos a una de las producciones de la próxima temporada.

-Le gustan los personajes un poco turbios.

-¿Usted cree?

-De "Las edades de Lulú" para acá, fíjese...

-Vale sí, he hecho varios turbios. Este John de "Oleanna" es un turbio, tan turbio como lo podamos ser todos. Este es un turbio, pero no es un arquetipo. John es un intelectual burgués y ese es su problema: ¿cómo casa su discurso con esa necesidad de seguridad y de éxito? John es el machista que llevamos dentro, el burgués que no escondemos. Todo por la necesidad de prosperidad y de éxito social.

-¿Es un buen personaje?

-Muy bueno.

-Como para ir a tomarte unas cañas con él.

-Creo que he tomado varias ya con personajes como este profesor de Universidad. Las tomamos a diario. John somos un poco todos, lo tenemos alrededor. Es cualquier profesor de autoescuela, cualquier médico... Son los que ejercen ese poder y ese machismo normalizados, sin ser consciente de la gravedad.

-¿Qué debe tener un personaje para que usted lo acepte?

-En este caso porque pertenece a esta función, a "Oleanna", que está más actual que cuando se escribió. Hacía mucho que no hacía este tipo de teatro naturalista. Había vuelto con "Wilt", pero era comedia más ligera, o "El diario de Adán y Eva", un trabajo más especial. Lo que sucede es que no trabajábamos con el método, con la introspección, todo lo que exige Mamet. Ese momento en que cada experiencia en el escenario es casi un taller para entrar en el dolor, en la maldad, en la decepción... Todo esto es muy divertido para el actor.

-O sea, ¿es divertido meterse en uno mismo para componer un personaje?

-Claro. Es algo que hacemos siempre. Todos tenemos dentro el dolor, la maldad o la decepción, todos venimos de la misma ameba. Mi trabajo como actor es ese: sacar de mí todo eso y dárselo al personaje. No es que llevemos dentro a un asesino, lo que digo es que nuestro cerebro tiene muchas capas. Lo que hace John es quitarse cada una de ellas hasta encontrar su cerebro de reptil.

-Cuando hace cine, teatro o televisión. ¿Es el mismo tipo de actor?

-Siempre el mismo. Hay lenguajes, claro que hay lenguajes. No es lo mismo trabajar el naturalismo que los arquetipos del Teatro de Absurdo. Me acerco a los personajes con una gran honestidad, sin querer hacer el numerazo, eso es lo que no me gusta.

-Lo penúltimo que hizo en televisión fue "El Caso: Crónica de sucesos".

-Un éxito total, premios de la crítica, reconocimiento de todo el mundo...

-¿Y por qué la cerraron?

-No lo sabemos. Era una serie que estaba diseñada para durar mucho tiempo. Responde a criterios de Televisión que desconozco. No nos dieron muchas explicaciones, nos dijeron que respondía a criterios de programación. Espero que recapaciten.

-¿Van a volver?

-Ese es nuestro deseo. Lo único que puedo hacer es transmitir mi deseo de que eso se produzca. Estaría bien.

-Pues, si sirve de algo, aquí también le muestro mi deseo de que eso se cumpla.

-Mucha gente me lo dice. Hubo movimiento de Twitter, en Facebook. Tenemos la esperanza de que Televisión le dé otra oportunidad a "El Caso".