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Escapadas

Más que osos en Somiedo

Historia, patrimonio y chapuzones en una piscina rodeada por los montes del parque natural

Valle del Lago, en Somiedo.

Por un par de días el oso no será el protagonista en Somiedo, pues este fin de semana el parque natural (abarca todo el concejo) y Reserva de la Biosfera acoge la carrera de La Batallona que, más allá de su vertiente deportiva, es una excusa perfecta para conocer la zona. ¿Qué hacer mientras los corredores completan el recorrido entre La Farrapona y Pola de Somiedo? No hay tiempo a aburrirse en la villa natal del economista e ilustrado Álvaro Flórez Estrada (1765-1853), cuya casa familiar se conserva perfectamente restaurada y transformada en agradable hotel. El escudo familiar de los Flórez Estrada se conserva en la iglesia de San Pedro, en Pola, del siglo XVIII, una visita que se puede completar con otra al templo del cercano pueblo de La Riera, de la misma época y estilo. Hay casonas señoriales por todo el concejo, mientras que los típicos teitos (cabañas de piedra con techos vegetales) se reservan para las brañas. La de la Pornacal o la de Mumián son algunas de las más populares y mejor conservadas, aunque hay construcciones repartidas por muchas rutas, como la que va del pueblo de Valle de Lago al Lago del Valle: a pie, hora y media por una pista con cuestas asumibles por la inmensa mayoría y paisajes que harán olvidar el pequeño esfuerzo de la caminata. En Veigas (localizado en la carretera que va a Saliencia) está el Ecomuseo, con sede también en Caunedo: un centro etnográfico en el que conocer la historia, costumbres y cultura rural somedanas.

Los que quieran profundizar en el paisaje deben ir al centro de interpretación del parque natural, en Pola, la capital, que a buen seguro mañana y, sobre todo, el domingo, estará más que animada por los cientos de personas que acudan atraídas por la Batallona. En el centro facilitan mapas e información de todo lo que hacer y disfrutar en Somiedo, donde el oso se ha convertido en un poderoso y creciente imán turístico. Su población parece ir a más, tímidamente, en los últimos años hasta el punto de que hay varias empresas que organizan visitas para observarlos en libertad. Es necesario llamar y reservar con antelación. Los que queden sin plaza pueden intentarlo desde la misma Pola, en la terraza del hotel Castillo del Alba y alrededores, donde en los últimos meses se agolpan los curiosos pertrechados con prismáticos para seguir las andanzas de algún que otro ejemplar que se dejó ver en las peñas que rodean el pueblo. Es cuestión de suerte y también paciencia.

Si el calor aprieta, no hay problema. En Pola tienen desde hace un puñado de años una estupenda piscina que, si bien cubierta, es famosa por su atractivo solarium al aire libre: sombrillas y hamacas sobre verde hierba con una impagable vista a los montes somedanos. En días de poco barullo es posible relajarse al sol oyendo de fondo el murmullo del agua del río. Mañana y pasado será prácticamente imposible el silencio en la capital somedana. No olvidar las compras, desde gastronomía asturiana hasta ropa y complementos de montaña en unos cuantos y bien surtidos comercios.

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