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Un camino entre pucheros

Esperanza cocina en Somao

Rollos de bonito o carne, marisco, sartenes especiales y cachopo son algunas de las especialidades que se sirven en el bar El Parque

Esperanza cocina en Somao

Si hay alguna localidad que represente, en su arquitectura, la historia de los indianos en Asturias, ésa es Somao, en el concejo de Pravia. Un pueblo precioso, que invita a caleyarlo una y mil veces y donde, cada pocos metros, el viajero se encuentra con edificios tan impresionantes como la casa amarilla, también llamada la Casa de la Torre, mandada levantar como residencia de vacaciones por el emigrante a Cuba Fermín Martínez García, o también La Casona, mandada construir por Gabino Álvarez, que también emigró a Cuba en 1860, y en cuyo jardín hay un impresionante panteón.

En la zona central del pueblo, teniendo a un lado las viejas escuelas y al otro su iglesia, se encuentra el centro social, y al frente de su bar, conocido como bar El Parque, está Esperanza Álvarez Legaspi, una encantadora avilesina que, junto a su marido, Manuel Ángel Martínez Viña, natural de Somao, oferta desde hace un tiempo algunos platos de buena factura donde la cocina tradicional asturiana es referencia absoluta. El Parque es un local sencillo, un barín de toda la vida con una zona de chigre, en el bajo del centro social, y un comedor remozado y redecorado con cariño y en cuyas paredes lucen cuadros donados por una artista local.

"Antes de El Parque regentábamos otro establecimiento en Somao. En este local estamos hace unos meses. Nos sentimos muy bien y estamos agradecidos a la gente del pueblo, que nos apoya al cien por cien", destaca Esperanza. A renglón seguido añade: "Yo aprendí a cocinar con mi madre, Josefa, y con mi suegra, Covadonga. Yo lo que hago es una cocina muy casera, de toda la vida".

Su marido, Manuel Ángel, recuerda que para ellos es muy importante comprar a los productores de la zona. "El pescado viene de Cudillero: peces, andaricas, centollos, percebes; la carne es de una buena carnicería de Pravia y el pan lo compramos también a una elaboradora del pueblo", asegura él.

El Parque no tiene menú, pero en su carta existe una variedad de platos donde destacan, por ejemplo, parrochinas frescas, zamburiñas, bonito a la plancha o en rollo (en temporada), mejillones y bacalao de casa. Gustan mucho sus croquetas caseras, su rollo de carne, el cachopo especial de la casa con queso de cabra y cecina, del que, por el tamaño, también se puede pedir la mitad; los callos, orejas y manos de cerdo, y alguna de sus tres sartenes: marinera, de la abuela y de aldea, abundantes y sabrosas. A destacar la calidad de las patatas fritas que acompañan algunos de sus platos.

Además del comedor, con una capacidad para unas 22 personas, cuentan con una buena terraza abierta al precioso parque del pueblo, donde es una gozada comer mientras los niños juegan en los columpios. Hasta el 8 de septiembre abre todos los días, y el resto del año cierra los lunes por descanso. En fin de semana es necesario reservar en el 620650889. Hay aparcamiento.

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