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TXUS DI FELLATIO | LÍDER DE "MAGO DE OZ"

"'Despacito' me parece mala, pero entretiene"

"Somos médicos del alma y damos pastillas invisibles para que la gente sea feliz dos horas"

Txus di Fellatio Mara Villamuza

Llevan casi tres décadas llenando escenarios por toda España, han alumbrado himnos intergeneracionales como "Fiesta pagana" o "La costa del silencio", fueron precursores del "folk metal" patrio y llevan 14 álbumes de estudio a sus espaldas. Desde entonces, sólo un integrante del grupo fundado en el madrileño barrio de Begoña bajo el nombre de "Transilvania", que un año después ya sería bautizado como "Mago de Oz", no ha abandonado la formación. Es Txus di Fellatio (Bilbao, 1970), líder -aunque sea sin quererlo- de una banda que "afortunadamente tiene una legión de seguidores en España". El domingo (22.00 horas) actuarán en el festival "Downtown" de Lugones.

- Van a cumplir 30 años en los escenarios. Pocos pueden decirlo.

-La clave para llegar hasta aquí es una buena gestión del ego, que es el cáncer que carcome a cualquier grupo humano. Es algo que pasa en la música, en el teatro o en los equipos de fútbol... Es vital que cada uno se sienta importante, que no imprescindible en el grupo. En "Mago de Oz" no hay nadie imprescindible salvo el público, que son nuestros jefes, los que nos pagan. Los que nos van a ve tocar a Lugones y los que esperan a que salga un disco para comprarlo. Sin ellos nada de esto tendría sentido.

- ¿Sigue habiendo gente que compra discos?

-Ahora mismo, si yo tuviera un hijo que me dice que va a montar un grupo, le apuntaría a una universidad echando hostias; sobre todo para estudiar políticas, que es donde se gana dinero. Hoy en día no se venden discos. Los que estamos más consagrados tenemos una legión de incondicionales a los que todavía les gusta tener el CD, pero el resto lo tiene muy complicado.

- ¿Y los soportes digitales?

-Ahí podríamos entrar en un debate. Los odio con toda mi alma. Hablamos de un formato digital que no aporta extras. Es increíble, porque ahí cabe cualquier cosa, no tiene sentido. Coges un disco digital de, no sé, "Muse", por decir algo: no encuentras quién lo ha producido, dónde se ha grabado... No sé, no hay fotos, no hay nada... Viendo estas cosas no me extraña que un chaval de 16 años se acabe bajando el disco de manera pirata. Nosotros intentamos que nuestros productos tengan algo aparte de la música. Un libreto, un "making-off" de la grabación... Pero los grupos de hoy en día vivimos del directo. En esta gira vamos a hacer 140 conciertos, pero somos especiales en este sentido, porque casi nadie en España hace una gira así de larga.

- ¿Antes se podía sobrevivir sin tanto rodar?

-Los grupos de rock lo que tenemos que hacer es tocar, tocar y tocar. La carretera es nuestra casa, sobre todo para los grupos de rock, que en España no tenemos cabida en los medios generalistas. En este sentido España es muy paleta. Sólo lo verás en la tele en anuncios de motos o en las series, cuando aparece el típico macarrilla con una chupa de "Iron Maiden". Estamos en el siglo XXI pero es un cliché que sigue vigente.

- El domingo actúan en Lugones en un festival en el que comparten cartel con "Efecto Pasillo" y "Nancys Rubias". Cada uno de un palo.

-Estas mezclas me parecen muy divertidas. Creo que ha llegado un momento en el que la gente entiende que sólo hay dos tipos de música: la buena y la mala; o la que divierte y la que no. De esos tipos eliges la que quieres. Por ejemplo, el "Despacito" me parece malísima, pero cumple su función, que es entretener. Independientemente de esto, que son apreciaciones, me parece un honor tocar al lado de Mario Vaquerizo, un tío al que respeto mucho y que hace un espectáculo que sorprende y que gusta.

- Tres décadas después, muchas de sus letras, que hablan de drama social, corrupción o ecologismo siguen teniendo vigencia hoy en día. ¿El mundo no cambia o predicen el futuro?

-El ser humano siempre comete los mismos errores. Somos una mezcla de Sanchos y Quijotes: de humanistas y gente muy pragmática. Y el ser humano tiene un grave problema: que la causa-efecto no puede verla si no ve el efecto inmediato. Y en este sentido la madre tierra lleva tiempo tosiendo, y cuando entre en coma lo pasaremos muy mal.

- El asturiano medio que el domingo acuda a su concierto, ¿qué va a escuchar? ¿Habrá tiempo para sus clásicos?

-Espero que el asturiano medio venga después de tomar unas sidras y comer un buen cachopo. Y luego podrá ver un espectáculo de dos horas en el que presentaremos nuestro último disco, que sacamos hace dos años y, por supuesto, temas clásicos. Somos médicos del alma y daremos pastillas invisibles en forma de canciones para que la gente se vaya a casa contenta.

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