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La alegría de la huerta

El kiwi vuelve a casa por Navidad

Una fruta de temporada y cada vez más asturiana

El kiwi vuelve a casa por Navidad

Las propiedades nutricionales del kiwi son muchas. Los asturianos las conocen bien desde que esta fruta originaria de Nueva Zelanda llegó para quedarse. Reticentes al principio, son pocos ahora los hogares que no tienen alguna pieza en el frutero. Más que nada porque desde que se introdujo, allá por la lejana década de los ochenta (de "patata peluda" lo tacha un extrañado Antonio Alcántara al verlo en la cocina en "Cuéntame"), su cultivo ha ido a más. Por misterios de la naturaleza esta fruta se da bien en Asturias (dicen que necesita ambientes cálidos). La prueba es que su cultivo se ha convertido en un negocio creciente en la región y muchos agricultores caseros lo han introducido en sus modestos huertos. Eso sí, los pacientes y apañados. Porque si bien una sola planta sirve para tener una buena cosecha, ésta requiere como mínimo ocho años de cuidados para empezar a producir. Y sus cuidados no son sencillos. La planta del kiwi, una enredadera, necesita mucho espacio y unos soportes en condiciones para crecer. También un mínimo de conocimiento para podarla cuando toca (primavera tardía o verano) y saber retirar las piezas en su momento óptimo de maduración. Lo de una buena poda es fundamental, ya que de ella depende toda la cosecha. Cuentan los entendidos que no hay que tener miedo a cortar brotes fructíferos hacia el verano, dejando unas cuantas hojas a su alrededor y por encima, ya que esto asegurará que el resto crezca más fuerte. Hace años había que combinar plantas macho y hembra para asegurar la polinización, aunque ahora es posible hacerse con variedades que llaman autopolinizadoras.

Los asturianos han dado con las claves del kiwi, ahora en plena temporada. A los neozelandeses, los auténticos reyes durante todo el año, les sale una fuerte competencia en las fruterías. Como todo lo de cerca de casa -los productos de "kilómetro cero"- siempre da más tranquilidad y además sabe mejor (por eso de que no acumula horas de vuelo, de navegación o de congelador), no hay que dejar de aprovechar la oportunidad de consumirlos en temporada. El kiwi de Asturias tirará unos cuantos meses en las tiendas y también, aunque menos tiempo, en los mercados, que ya llevan algunas semanas con ellos a la venta. Dicen que este año las piezas son mucho más sabrosas, aunque hay menos abundancia. Siempre se puede almacenar, pues una de sus ventajas es que su maduración es fácil de controlar en casa: para que siga duro, en la nevera; para que ablande, al frutero, y entre manzanas mucho mejor. Un viejo truco que no falla.

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