La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Escapadas

Asturias en blanco

Consejos para disfrutar de la nieve sobre raquetas, sin grandes esfuerzos y entre bellos paisajes

Excursionistas con raquetas por el entorno del alto de San Lorenzo, en el Camín Real de la Mesa (Teverga). ADOLFO MIRANDA

Es temporada de nieve y no en exclusiva para los esquiadores, que también. La montaña asturiana ofrece un extenso territorio para los caminantes que quieren palpar el invierno, su silencio, su frío, su luz y sus espectaculares paisajes. El entorno de los puertos del macizo central de la Cordillera y parques naturales como Somiedo y Fuentes del Narcea, en el Suroccidente, están jalonados por cientos de rutas asequibles (muchas recogidas en los suplementos deportivos y los semanales de LNE) para todos aquellos dispuestos a esforzarse un poco por disfrutar del manto blanco que cubre montes y prados. Sólo se requieren ganas y unos conocimientos mínimos, y no sobra la prudencia para evitar males mayores o sustos. Lo básico: hay que ir bien equipado para cualquier situación. No se trata de subir al Everest, pero sí de llegar en buen estado al punto de salida, donde siempre ha de esperar en el coche una bolsa para cambiarse de arriba abajo. De todo: calzado, ropa interior, abrigo, calcetines...

Abundan las salidas organizadas con empresas dedicadas al turismo activo que por unos cuantos euros (oscilan entre los 20 y los 50 euros) facilitan el recorrido, además del equipo necesario que, para una caminata, debe incluir las raquetas de nieve y bastones. Y siempre se puede recurrir a las amistades expertas: quien tiene un amigo montañero tiene un tesoro para disfrutar del invierno en Asturias. Estos días puede que quede poca nieve en los altos, aunque aún hay en las cotas elevadas, pero en una semana se avisa de nuevo temporal, así que es cuestión de ir preparándose.

Indispensable, ropa impermeable cómoda y las citadas raquetas con bastones. Su precio ronda los 100 euros, así que los que no disfruten habitualmente del monte y no vayan a rentabilizar la inversión, mejor les sale alquilarlas, a unos 10 euros por persona. Y, a partir de aquí, el equipo se completa como se quiera: un gorro nunca está mal y unos buenos guantes son obligatorios.

La elección de la ruta ha de ser razonable y acorde al estado físico de los caminantes: más vale quedarse corto antes de elegir una demasiado exigente que al final convierta el disfrute en sufrimiento. De esto último no se trata. Puertos como Ventana, el alto San Lorenzo, ambos en Teverga, los altos de Somiedo (La Farrapona, El Puerto...), el Aramo (si ha nevado a cotas bajas) o los del Oriente sin necesidad de entrar en los Picos son escenarios ideales y, además, no hace falta pegarse un gran madrugón o echarse muchas horas en el coche para llegar a ellos.

El guía de la ruta lo tiene además fácil al ser lugares conocidos por cualquier montañero habitual y estar debidamente señalizados. Ponerse las raquetas no es tarea sencilla, pero tampoco imposible. Paciencia. Una vez bien armadas, sólo queda caminar. Cuesta unos minutos pillarles el tranquillo, pero se pilla.

Encarrilada la caminata, sólo queda disfrutar y llevar el móvil bien cargado por aquello de que en cualquier rincón se querrá hacer una foto. Para evitar dedos al borde de la congelación hay guantes táctiles que dejan darle al botón sin desvestir las manos. Muy útiles. En la mochila no deben faltar algo de comida, aunque se salga sólo un par de horas (unas piezas de fruta, algún fruto seco están bien), además de agua. Al poco tiempo de echar a andar no habrá frío y sí una sensación inmensa de placer por el paisaje con el que nos obsequia Asturias. Todo, a la puerta de casa.

Compartir el artículo

stats