La actriz Greta Gerwig debuta a lo grande como directora con Lady Bird, nominada a cinco premios "Oscar": mejor película, mejor dirección , mejor actriz principal ( Saoirse Ronan), mejor actriz de reparto ( Laurie Metcalf) y mejor guión. La obra de Gerwig cuenta la historia de Christine McPherson (Ronan), una muchacha sentimental, tenaz y de opiniones muy sólidas. Aunque le pese, se parece mucho a su madre ( Laurie Metcalf), una enfermera que trabaja sin desmayo para sacar adelante a la familia después de que el padre ( Tracy Letts) se quedase en el paro. Ambientada en el año 2002 en Sacramento, California, la película se desarrolla en un escenario económico que sufre cambios vertiginosos, y en el que se dan cita asuntos cómicos y patológicos de la tormentosa relación entre una madre y su hija adolescente y los que se establecen con ese lugar llamado hogar. Christine, con sueños artísticos y que desea vivir en la costa Este, intentará encontrar su propio camino en su último año de instituto.
"Disfruté muchísimo durante el rodaje y trabajando con los actores como directora, porque cada uno hizo una contribución esencial", afirma Gerwig. "Saoirse y Laurie son actrices muy distintas, pero ambas son fantásticas. Son tremendamente poderosas y generan empatía, verlas trabajar juntas cada día fue una auténtica delicia", asegura la directora que agradece el tremendo "empuje y la entrega" de los actores más jóvenes como Lucas Hedges, Timothée Chalamet o Beanie Feldstein y también el saber estar y la veteranía de los más experimentados Tracy Letts, Stephen Henderson o Lois Smith a los que define como algunos de sus "actores favoritos de la historia". "En cada etapa del proceso me costaba creer que todas esas personas con ese talento enorme dedicaran su tiempo y su saber a hacer esta película", asegura Gerwig, que asegura que " Lady Bird es lo que es gracias a ellos".
"Cuando eres adolescente", cuenta la directora, "tu vida está organizada en torno a años académicos. El último año de instituto arde con intensidad y desaparece tan rápido como ha emergido. Hay una cierta intensidad especial en los mundos que llegan a su fin. Hay un sentimiento anticipado de pérdida, de 'últimos'.
Es así tanto para padres como para hijos. Es algo bello que nunca antes habías apreciado y que termina justo cuando por fin lo entiendes. El modo en que el tiempo se escapa es un tema central de la película, con cada escena precipitándose sobre la siguiente. No podemos detenerlo".
