La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

No se pierda esta brillante película

Daniel Auteuil y Camélia Jordana.

El planteamiento dista de ser original y recuerda no poco a esas películas de Hollywood (desde Karate Kid a El indomable Will Hunting) en las que un discípulo recibe de un maestro las lecciones necesarias para triunfar en los que se propone. Discípulo, claro está, que al empezar es todo lo contrario de lo que llegará a ser. Sin embargo, Una razón brillante es una brillante razón para desconfiar de los prejuicios: una excelente muestra de cine inteligente, bien estructurado y ejecutado, con un guión que administra a la perfección sus recursos y una pareja protagonista extraordinaria. De Daniel Auteil ya sabemos lo mucho que puede dar de sí (en este caso, con un personaje misántropo que recuerda en algunos aspectos al que encarnaba en esa obra maestra que es Un corazón en invierno (1992) pero la desconocida Camélia Jordana le da la réplica de forma asombrosa.

Los momentos en los que esos personajes antagónicos se disparan balas verbales con puntería milimétrica son magníficos, tanto los que abordan asuntos peliagudos con palabras ácidas como los que rebuscan entre los escombros zonas de calidez emocional. Una razón brillante tiene un guión cargado hasta los topes de diálogos agudos que no abusan del ingenio sino que se amoldan a la perfección a la personalidad de sus personajes: él, un profesor sin pelos en la lengua, borde, nada empático, solitario pero (es curioso) más desencantado que amargado. Y ella: una joven estudiante de origen árabe de radical sinceridad e inteligencia arrolladora que planta a cara a quien sea pero que también encuentra en su huraño profesor motivos para aprender a sacar fuera lo mejor de sí misma sin por ello perder el respeto a sus orígenes (encantadoras las escenas de cortejo con su amigo de la infancia, llevando ella la iniciativa). Con momentos tan memorables como el recitado teatral en un vagón de Metro, el recitado de "Las flores del mal", los enfrentamientos dialécticos en el concurso de oratoria o ese instante emocionante en el que ella pone de vuelta y media al profesor justamente para salvarle frente a un tribunal hostil, Una razón brillante es una de esas películas a las que no cuesta nada perdonar sus pequeños errores porque sus aciertos lo compensan todo. Les aseguro que no se arrepentirán si van a verla.

Compartir el artículo

stats