Aún queda mes y medio -o quizás más, dado que este año la primavera y sus suaves temperaturas llegan con retraso- para disfrutar de unas fresas con sello asturiano (las de Candamo son las más populares) como las de la cesta de la fotografía, que corresponden al festival de junio de 2017. Paciencia y buena mano en la huerta se necesitan ahora, pues los plantones requieren unos cuantos cuidados.
Los horticultores aficionados deben limpiar bien las matas que conserven del año pasado y hayan sobrevivido al duro invierno. A buen seguro que tendrán muchas hojas secas que es necesario retirar y dejar la planta completamente limpia, con las ramitas verdes y nuevas liberadas para que puedan crecer. En caso de tenerlas rodeadas de mallas tupidas o plásticos -muy útiles para aislar la fruta de la tierra y mantener a raya a los insectos y las malas hierbas, que crecen abundantemente en los fresales- quizás sea necesario retirar los viejos e instalar otros. Será bueno para que oxigene la tierra, que debe dejarse unos cuantos días descubierta. Ojo al limpiar las plantas, pues puede que alguna haya ya florecido y tenga un incipiente botón en el centro, la futura fresa.
Queda también cruzar los dedos, aunque no sea muy un consejo con base científica, para que el tiempo a partir de ahora sea benevolente con este cultivo que necesita muchas horas de sol, algo de calor y agua de vez en cuando. La cosecha del año pasado en Candamo fue una de las mejores de los últimos años en cuanto al sabor y al olor de las fresas, también muy carnosas, gracias una primavera generosa de agua y muy soleada. Lo que pase en las próxima semanas será clave para que los asturianos recojan buenas piezas. De momento hay que conformarse con los estupendos fresones que llegan del Sur.
