Igudesman & Joo saben combinar como pocos música y humor sobre el escenario. "Lo más loco que nos ha llegado a pasar en escena es que uno de los músicos le arrancaron los pantalones. Nosotros viéndolo venir nos pusimos muy nerviosos, pero nada obsceno, ¡llevaba un kilt!", cuenta Richard Hyung-Ki Joo entre risas, "fue tan sorprendente porque, salvo ellos dos, ninguno de los que estábamos allí lo esperábamos". Mañana actuarán en Oviedo dentro del ciclo "Los conciertos del Auditorio". Junto a ellos, la Orquesta Oviedo Filarmonía y el director Rubén Gimeno.

Su visión transgresora les ha llevado por todo el mundo llenando salas de conciertos y estadios con 18.000 personas, y sus vídeos en Youtube han recibido más de 35.000 visitas. No quieren dar detalles sobre el concierto mañana porque "queremos que sea una sorpresa, pero será muy divertido".

¿Música clásica o no? Esa es la cuestión. "La única cosa que no nos gusta de la música clásica es el nombre por el sinfín de connotaciones negativas, como algo aburrido, que tiene", asegura Joo. "La gente debería tener en cuenta que eso a lo que llamamos música clásica fue un día contemporánea, explica, y añade que "compositores como Haydn utilizaron el humor en su música y rompieron todas las normas que existían, y luego la Academia les siguió, decretando que esas serían desde entonces las nuevas normas que habría que seguir".

Wagner o Malher, dos de los compositores a los que más estima tiene Hyung-Ki Joo, "hicieron música fantástica, pero también la convirtieron en algo demasiado serio. Nosotros queremos apelar a las masas, así que tuvimos que adaptar nuestra música para hacerla más internacional". Reconoce Joo que el público joven, gran conocedor de internet y de redes sociales, es reacio a la música clásica precisamente por ese aura de formalidad con la que se recubre, como algo muy sofisticado y sólo exclusivo para gente extremadamente educada en ese terreno, "pero nada más lejos de la realidad, la música habla de sentimientos universales; a veces es visceral y poderosa". Concluye diciendo que "nuestro trabajo no busca trivializar la música, en absoluto. No obstante, sí queremos rehuir algunas de las cosas que creemos que hoy en día no funcionan con los nuevos públicos, como el hecho de que haya que saludar al público con una reverencia o vestir a todos los músicos en blanco y negro con frac".

Romper todas estas barreras ha sido un trabajo muy arduo para este dúo de violín y piano, no por el hecho de que el público lo rechazase, puntualiza Joo, sino porque "conseguir convencer a los gestores de las orquestas sinfónicas para que toquen con nosotros, a los propios profesores y a los directores es, aún hoy en día un trabajo muy arduo. Todavía impera la norma de que el público conservador no va a aceptar nuestra actuación, aunque creemos que no es cierto". El modo tan dinámico que tienen de trabajar con las orquestas es uno de los mayores reconocimientos que obtienen tras sus actuaciones "somos casi como una terapia para los músicos porque rompemos con todos los esquemas y promovemos situaciones de gran creatividad". Igudesman & Joo han obtenido el respaldo de numerosas personalidades de la música, tanto dentro de los círculos clásicos como el del violinista Gidon Kremer, "quien ha supuesto un gran impulso para nosotros desde nuestros comienzos", como artistas del mundo del pop, de la importancia de The Bee Gees, Ultravox, o el actor Roger Moore.